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Juanjo Jiménez

LA MÁQUINA CHINA

Juanjo Jiménez

Milonga XXI

El Tribunal Supremo ha abierto el juicio oral a Casimiro Curbelo, el que hoy es, de momento, portavoz de la Agrupación Socialista Gomera (ASG) en el Parlamento de Canarias. Los más ancianos del Archipiélago recordarán que en un tiempo muy lejano pero en esta misma galaxia Curbelo, que andaba en la capital de España actuando de senador en versión romana, tuvo un sonoro salpafuera con tres policías nacionales a los que según pone en el prospecto de acusación, calificó de borrachos y terroristas delante de sus bembas y porras, bajo el ancestral epígrafe "ustedes no saben con quién están tratando". A lo que se añaden otros recursos propios del estatus, como un presunto empellón, el clásico que voy a ir uno a uno por ustedes, el voy a acabar con sus carreras, y en fin, lo que todo senador debe decir cuando le sientan mal las copas de la cena, según su criterio de él.

A partir de ese momento, el Supremo se tenía que hacer cargo del caso por su aforamiento.

Pero el PSOE, porque era del PSOE, le hizo fos y se quedó en bolas y sin senado, con lo que el asunto pasó a un juzgado para personas normales en Madrid.

Ahí Curbelo contraatacó fundando la ASG, con lo que consiguió aforarse todo él de nuevo como parlamentario autonómico, con lo que el asunto vuelve al Supremo dado que a todas estas Curbelo la lio con la policía en Madrid, y no en Hermigua, por lo cual queda fuera del territorio del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Total, que en el transcurso de este cachondo viaje por el sistema solar judicial de España han pasado seis años, seis.

Y para ilustrar la lejanía temporal hay que subrayar que en aquel mismo mes de julio de 2011 aterrizó el Atlantis en el Centro Espacial Kennedy de Florida, que fue el último transbordador espacial en salir de órbita.

Sí, una auténtica pachorra del año la pera que se produce en virtud del aforamiento, milonga técnicamente más compleja que el programa espacial de la NASA y que permite a pesar de la tecnología del siglo XXI que un simple señor de carne, hueso y gafas pueda vacilar por senados y parlamentos mientras le encuentran pista libre en algún banquillo.

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