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gente corriente

Estamos que lo tiramos, oiga

Cada vez que se presentan los Presupuestos Generales del Estado, cojo el casco, el macuto de las provisiones, dos velas, la radio y me pongo cuerpo a tierra esperando lo peor. ¿Qué quieren? Años de austeridad y de recortes me han forjado hasta el carácter.

Ya trincaba los dientes, preparada para recibir el cogotazo anual, cuando comenzaron a salir las primeras cifras del Consejo de Ministros. No subían impuestos ni había recortes sociales. Unos hechos inéditos desde 2010, fecha en la que cogieron la tijera para triturarnos sin tino hasta el día de hoy.

Con un crecimiento económico del 2,5%, la creación de medio millón de empleos y una previsión récord de recaudación tributaria, estamos que lo tiramos, oiga. Hasta las comunidades autónomas tendrán una mejora en la financiación de más de 5.000 millones a ver si ya dejamos de quejarnos.

Y seguimos con la fiesta: más fondos para justicia, dependencia, becas, I+D+i, fomento del empleo y lucha contra el fraude fiscal y la pobreza infantil con una gran guinda en la tarta: una impresionante oferta de nuevo empleo público junto a una subida del 1% a los funcionarios.

A la espera de ver la letra pequeña, me quité el casco y me puse en posición vertical. Eso sí, con el macuto pegado a la espalda por si tengo que salir corriendo que ya una tiene años como para adivinar dónde están las bombas-lapa de Montoro.

Una de ellas es el déficit. A pesar de que en 2016 España cumplió por primera vez en una década, lo hizo porque trancó el presupuesto recortando 4.600 millones en gastos ya que, como siempre, no dio ni una en la previsión de ingresos. Debe ser que el ábaco particular del ministro no tiene las bolitas por colores.

Como el problema con los colores lo saben también en Bruselas, ya está advertido: volverá a incumplir el déficit en 2017, año en el que tenemos que ajustar 14.000 millones. Pero no importa. Ya está inventado eso de cerrar el grifo a final del ejercicio cuando los ingresos que pinta el titular de Hacienda en su mundo de Yupi vuelven a incumplirse.

Ahora lo que importa es presentar un presupuesto con un aumento de recaudación tributaria, de casi un 8% y que nadie se cree, para que el papel aguante, además del ajuste para cumplir el déficit, todos los gastos que cada cual pida por esa linda boquita.

No hay nada como diseñar unas cuentas públicas en minoría. Talonario en mano para comprar votos que alarguen una legislatura y ganar tiempo para poner en mejor situación al PP en unas próximas elecciones.

También Canarias está en ese juego. Nada que reprochar después de un lustro de machaque sin piedad donde nos quitaron hasta el aire y más allá. Si quieren los votos, que paguen. Y que paguen bien. Pero cuidado, que ya nos conocemos las trampas.

Cuidado cuando lleguen los ajustes al avanzar el año por imperativo europeo gracias a un presupuesto inflado de ingresos que no se va a cumplir. Si en el pasado llegó el machete a las Islas saltándose hasta leyes como la del REF, ¿quien asegura que no se pasarán por el forro los acuerdos con Canarias? Les dejo que me voy a poner el casco otra vez.

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