La regeneración es imprescindible. Reinven-tarse para avanzar y trabajar para mejorar en el día a día es fundamental. Cualquier aspecto de la vida requiere tarde o temprano un borrón y cuenta nueva. Sobre todo cuando el camino recorrido está salpicado de errores. Erradicar aquello que ya no sirve y sustituirlo por nuevos elementos que nos garanticen un mayor rédito es básico para evolucionar.

El Club Natación Metropole no vive al margen de esta máxima y afronta una nueva etapa con grandes retos en el horizonte. La dimisión de su ya ex presidente, José Feo, debe ser el punto de inflexión de una entidad que registra sus peores marcas. Las cuentas del club, lastradas por una inquietante deuda (más de 1,37 millones de euros), sus deterioradas instalaciones y su imagen social y deportivas muy mermadas, necesitan soluciones urgentes. Es hora de 'tirarse' a la piscina y buscar gestores que refloten un club que ha sido referente de la natación en Europa y de la sociedad canaria. La transición, que no se augura fácil, pasa por poner sobre la mesa la contabilidad y establecer prioridades con profesionalidad.

La refinanciación de la deuda a largo plazo, la negociación con los proveedores y controlar los gastos corrientes son los primeros pasos. Medidas impopulares como analizar a fondo los costes de personal o la cuota de los socios no serían bien recibidas, pero nada descartables.

La captación de nuevos socios, optimizar servicios y recursos y agudizar el ingenio se antoja necesario para evi-tar la quiebra y devolver el pulso de este octogenario de la natación. Un club que sólo con brazadas de ilusión y trabajo podrá emerger de la apnea forzada en la que se encuentra para volver a sentirse campeón.