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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Hartazgo del aparato

El aparato del PSOE ha sido mucho aparato, tanto que hay nombres de su dirigencia que no se verán cuestionados tras la victoria de Pedro Sánchez y pretenderán seguir ahí como jefes territoriales. Este comportamiento ha sido común: apoyo con la boca pequeña por si ganaba uno u otro. Contra estas tradiciones vernáculas ha ido un porcentaje relevante de la militancia socialista, que rechazó y no entendió nunca la abstención a favor de Rajoy ni el veto posterior a Sánchez. No hay nada más nefasto en la política que convertir a un personaje en mártir. Entre los barones y el funcionariado del partido acabaron haciendo del rebelde un candidato con posibilidades. Nadie se lo creía, pero ahí está dispuesto a buscar apoyos parlamentarios para desalojar al PP del Gobierno a través de una mayoría de izquierdas en la que va a estar Podemos. El sector más miope del PSOE, que no ha dado una desde el famoso comité federal, no tendrá más remedio que aceptar no sólo la victoria de Pedro Sánchez, sino también el criterio mayoritario de los que creen que son necesarias más políticas sociales para los damnificados por la larga crisis. Para desgracia de Susana Díaz y todo su equipo, Pedro Sánchez ha conectado con el descontento existente hacía la élite del partido. Las primarias no son otra cosa que tratar de convencer y arrastrar al mayor número de afiliados. No son para elegir al mejor presidente del Gobierno. Pero está claro que los que le han dado su voto esperan de él que sea capaz de poner entre la espada y la pared a un Gobierno carcomido por la corrupción, con una estabilidad exigua, con el conflicto nacionalista de Cataluña goteando y con una marcha de la economía satisfactoria. Pero hay más: las costuras y los equilibrios bordados saltan por los aires. Cualquier cosa puede ocurrir. Vuelve como una dama negra la sombra de la pesadilla electoral. ¿O no?

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