Pese a la prensa constantemente negativa covfefe". Así acababa un tuit de Donald Trump emitido a medianoche y que ha provocado un vendaval en las redes sociales por el sentir extraterrestre que emana del compendio tras un análisis somero de la sintaxis, y venga ya. El presidente más espasmódico de los EE UU no es un artista visual a lo Brossa, capaz de hacer del letrismo un objeto de atracción poética, aunque pudo lograrlo por el deslizamiento erróneo de la yema sobre el teclado táctil en el mismo momento que entraba en el sueño, o más bien en su esperma mental. Vista la inarticulación he querido leer Cofete donde pone covfefe, a cuya imponente soledad mandaría Trump a los periodistas más molestos y "constantemente negativos". Este paisaje de Fuerteventura no es ajeno al republicanismo semianalfabeto del yanqui ageográfico, que se pirra por la historia de que por allí pasó Hitler en su huida a Bariloche, o algún otro balneario de América del Sur. La hipótesis de que a los rusos se les escapó el Führer y que les dieron gato por liebre constituye, sin ir más lejos, un algoritmo reporteril televisivo que siempre enlaza con la casona Winter de Cofete y con su supuesto pasado en el espionaje y asistencia a prominentes jerarcas alemanes en la II Guerra Mundial. ¿Cabe la posibilidad entonces de que Trump pusiese covfefe en vez de Cofete? El delirio de este monstruo de la era que es el presidente Donald incapacita cualquier certeza. Yo no cierro la puerta a nada, ni descartaría que en algún momento hubiese visto el nombre del paraje natural, tan lunar y telúrico en su secretismo, y que haya establecido, como decía, una conexión entre este mundo aislado -aún lo sigue siendo- y la prensa que vigila de manera permanente sus movimientos de rinoceronte en la Casa Blanca. Admito cualquier teoría sobre la entelequia aquí depositada.
