La Provincia - Diario de Las Palmas

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A cara de rata

No es lo que tienen de animales, sino lo que tienen de creación humana, lo que justifica el buen trato que sin duda merecen los perros. Si los perros tuvieran derecho a un cuidado digno y salubre debido a su condición animal, y fuera ésta el fundamento de las leyes contra su maltrato, habría que dar el mismo tratamiento a las ratas de las alcantarillas, tan mamíferas placentarias como los perros; deberíamos ya mismo ir en su rescate, curarlas, acogerlas, como haríamos con perros en dicha situación. Cuatro estrenó A cara de perro, un programa en el cual se denuncia el maltrato animal. Las ratas que viven en las alcantarillas bajo la casa de Javier García Roche se embadurnan a diario con sus heces mientras éste clama contra la situación de una docena de perros que pasan frío y hambre en una perrera clandestina. Y hace bien. Pocas cosas son tan artificiales como el concepto de naturaleza que manejan animalistas, veganos y peña así. El mito de la naturaleza les funciona tan eficazmente como eje de sus ficciones que las contradicciones más básicas les pasan desapercibidas. Contra ese mito cabe entender que si no se puede hacer al perro lo que se hace a la rata es porque al perro lo hemos inventado nosotros, interviniendo con toda agresividad sobre los lobos, mientras que a la rata no. Y en la creación de los perros hemos moldeado tanto su genotipo como su significado social y emocional -en un caso mediante la castración y el cruce selectivo, en el otro caso mediante las películas de Disney y el fomento del infantilismo-. García Roche puede defecar sobre ratas porque sólo son animales. Y los maltratadores que vimos en A cara de perro no deben actuar así porque el perro no es sólo un animal. Pero esto no quiere decir que sea igualable a los humanos. Nuestra condición animal nos iguala a ratas y perros, pero nuestra capacidad para crear el concepto de "condición animal" nos separa de ellos de forma aun más significativa. Vete tú ahora a explicar esto al Rey Chatarrero y a los que en Cuatro llamaban "bebés" a los cachorros o decían querer a sus mascotas igual que a sus hijos.

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