La Provincia - Diario de Las Palmas

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DESDE MI ISLA

Moveos, señorías

La depuración del agua necesita un movimiento constante del agua y un compuesto químico, que se una a la materia a eliminar, formando con ella el flóculo (coágulo), que por ser más pesado que el agua, se deposita en el fondo de la vasija de la depuradora, de donde es eliminado.

Viene esto en defensa de los actos públicos del Parlamento y de la reciente moción de censura, de la que digo que forma parte del proceso regenador que España necesita, convirtiéndose en el movimiento necesario que sacuda conciencias y actuaciones de un pueblo dominado por muchos años de bipartidismo y corrupciones. Permite revivir la escena de David y Goliat, con la palabra como arma de guerra.

Permite, también, colocar sobre una situación dinámica la esperanza, en forma de la razón práctica kantiana. En primer lugar, recuerda que el poder reside en el Pueblo, quien delega en el Parlamento, sin perder nunca ese dominio del poder y un control directo, hoy casi inexistente, que precisa ser puesto urgentemente en escena. Precisamente, este interesado olvido ha llevado a profundizar la honda zanja que separa al pueblo llano y a los políticos y sus prebendas. Se necesita que la zanja desaparezca. La moción es parte de las herramientas necesarias, junto a la televisión. A los periódicos les corresponde reforzar el control, a través de sus medios de difusión, como asimismo los posteriores comentarios y juicios de valor.

Segundo. El Parlamento es el lugar de trabajo donde se dirimen las cuestiones relativas a la gestión del Estado. Hay que cumplir con los horarios. En nuestro no-Parlamento solo parlan unos pocos. El resto no parlante, se limita a poner los efectos sonoros: aplaudir o abuchear. De seguir por este camino sobran más de la mitad de los diputados, como sobra, ahora mismo, íntegramente el Senado. La cruel película del desinterés y la negligencia la hemos visto en primera fila: Jesús Posada lee un periódico, el ministro de Educación un libro sobre Cervantes y el Quijote. El alcalde de La Coruña sigue los pasos de la incombustible Celia Villalobos, jugando en su tablet, un buen número de diputados con la mirada baja, atentos al teléfono y sus contenidos indefinidos. Moragas, que evadido de lo que pasaba a su alrededor, vota a favor de la moción. Todos atentos a la apresurada salida de la Sala cuando los oradores que pertenecen a partidos menores se suban al estrado. No interesan las opiniones ajenas, pilares de la democracia.

En la votación final de la moción volvió a pasearse el alma negra del pasotismo y el interés del partido primando sobre el de la Patria. Contradicciones, como la de Pedro Sánchez, que emborrona su gesto, casi heroico, de no abstenerse en la proclamación de Rajoy, haciéndolo ahora en esta moción de censura, a pesar de sus constantes palabras de que hay que echar a Rajoy, como sea, lo que demuestra que la primacía del servicio a la Patria es un camelo carnavalero. Velando por la ética me opongo al abstencionismo parlamentario y a la disciplina de voto, donde el hombre pierde la sagrada libertad de obrar según su conciencia. La votación final demostró que el reparto bíblico de las lentejas da para muchos almuerzos y comensales. ¿No es verdad, Ana? Jacob (PP) compró los votos para sacar los Presupuestos adelante, cometiendo dos pecados: utilizar 10.000 millones del pueblo para seguir gobernando y discriminar a los españoles a los que no les gustan las lentejas. ¿No se estaría orillando la corrupción? Repito que una moción, independiente del resultado, es siempre positiva. Opino que cada mes un partido diferente debe acudir a las Cortes para defender sus actuaciones y pasos futuros, con diálogos abiertos y libres réplicas. Que cada semana hay que hacer una sesión monográfica sobre un tema, de los tantos que hay pendientes: Reforma de la Administración, de la Constitución, Pensiones, Prebendas de los políticos, Senado, etc. Todo ello, bajo el ojo poderoso e inmisericorde de la televisión en vivo. Luz y taquígrafos. Las comisiones parlamentarias son opacas, endógenas, tras sus cortinas negras no se difunde una información veraz. Lo hemos visto en la moción. España tiene magníficos oradores que lo único que necesitan son oportunidades. Démoselas. Hagamos que trabajen cara al público.

Posiblemente el inefable, faltón, grosero y cínico Rafael Hernando, demócrata del insulto, volvería a hablar del Circo, al que el tanto le debe y de donde copia sus disfraces. Confunde, en su demostrada ignorancia, el Circo (fútbol y toros), con el circo objeto de arte. Me pregunto, ¿cómo un partido político puede mantener como portavoz a un ser como Hernando? Aconsejo a los políticos corruptos que pasen por la prueba de la depuradora y advierto que algunos pueden ser confundidos con el lodo.

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