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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

El doctor

Un doctor en Física y Filosofía, investigador del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), no está por todo ello inoculado contra las bajezas del pensamiento. Acaba de suceder esta semana con el gallego Martín López Corredoira, al que le han descolgado de la web del mismo IAC las páginas de su libro Voluntad: La fuerza heroica que arrastra la vida, una especie de Mein Kampf donde desolla su relación con el mundo. Descarga su personalísima virulencia despectiva sobre la mujer, y ello ha coadyuvado, primero, a que el centro científico de La Palma se enterase que tenía algo enervante en su página de internet, y segundo, para provocar la condena máxima de colectivos e instituciones en defensa de la mujer por el derrame de prosa vejatoria. Suele pasar: muchas veces los filósofos, desconozco si es más o menos con la física como complemento, aspiran a crear su propio cuaderno negro, criterios y levaduras que cocinan los instintos más básicos, muy en plan Heidegger y sus vaporosos filamentos antisemíticos. Pero no es el caso de López Corredeira. Lo de él, que se sepa, es con las mujeres, y de que manera. Una perla: "¿De que se extrañan esas mujeres de que las consideren objetos sexuales, si ellas mismas no piensan en otra cosas?" Y además, sólo las ve con las revistas Cosmopolitan y el Hola en las manos, conspirando para encontrar al hombre que les permita conquistar la felicidad, incapaces de aportar algo -nunca resultaron discriminadas- para dirigir el curso de la sociedad.

¡Duro el tipo! ¿Al estilo Javier Marías? No, pero él no es el autor de una impecable literatura (al menos para mi), pero con opiniones tan ametrallantes (y a la vez pulcras) que dejan a uno un tanto escorado, semihundido. Él se las busca, e incluso me da la sensación de que hay cierta ambición (y divertimento) por ser durante unos días trending topic al ser tan bestia. En lo del personaje que mira el telescopio, me comenta una amiga especialista, puede existir una voraz misoginia (puede que calculada) debido a un pene pequeño (¿?). ¿Y eso está corroborado? Me muestra una libreta con trabajos de campo, y me subraya además que la formación científica del afectado no tiene nada que ver: un órgano sexual masculino disminuido es una fuente de distorsiones para el sufriente. Otra cosas es que lo lleves a un libro, a crear una teoría cuyo título o llamada en neón fomenta, eso sí, una especie de aversión: Voluntad: La fuerza heroica que arrastra la vida. Extraño, raro, nietzscheano, como menos.

Otra valoración: Está gripado por una relación sentimental disuelta, de la que ha salido dañado, averiado, consternado e irritado por el maltrato que ha recibido. Busco entre lineas. Y la opinante blande una de las afirmaciones del doctor: "La más terrible y arrolladora máquina bélica en la guerra de los sexos es la lágrima femenina. Podría ser considerada otra forma de extorsión". Pues sí, da la sensación de que sale de un choque de trenes.

Última: Vamos, va de Risto Mejide, notoriedad barata, casquería de mala calidad, influencer de baja estofa, chupón para ser tendencia y entrar en la órbita de toda una pleyade de famosillos.

Defensa: Hay que dejarlo que se explique, y que se manifieste sobre: "hay cierta verdad en que todas las mujeres son putas". Lo mismo descubrimos un peligro en ciernes. Aun estamos a tiempo,

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