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Estrellas muertas (o no)

Del mismo modo que cuando miramos el cielo estrellado estamos mirando el pasado, podemos decir que cuando miramos las series televisivas que algunas cadenas utilizan para rellenar su programación veraniega en realidad estamos mirando el pasado. Es el caso de Almost Human (Antena 3), una serie que se presenta como creada por J. J. Abrams para ocultar que fue un fracaso en EEUU y que fue cancelada tras su primera temporada. Puede que no lo parezca, pero cuando vemos al policía John Kennex y a su sintético Dorian patrullar la ciudad en Almost Human estamos viendo la luz de una serie muerta porque ha agotado el combustible de un punto de partida no demasiado original y ha cedido ante la fuerza de gravedad de otras series similares pero mucho mejores como, por ejemplo, Westworld. Pero siempre hay algún motivo para entretenerse con la luz, aunque sea una luz muerta. Almost Human se desarrolla en el año 2048, y las diferencias están en el diseño de los coches, la estética de los edificios y el uniforme en plan Robocop de los policías. ¿Quién decide el año en que se desarrolla una serie o una película de ciencia-ficción? La ciudad de San Ángeles de Demolition Man, con sus policías zen, es del año 2032; y la ciudad de Los Ángeles donde Roy Deckard se dedica a cazar replicantes en Blade Runner nos lleva al año 2019, que está a la vuelta de la esquina, casi tan cerca como el terrible mundo que muestra Cuando el destino nos alcance en el año 2022. La siniestra cúpula de La fuga de Logan cercana a lo que un día fue Washington fue construida tras la catástrofe del año 2274, el planeta al que llega el astronauta Taylor en El planeta de los simios se mueve en el año 3978, y el mundo de los simples Eloi y los monstruosos Morlocks en el que se detiene la máquina del tiempo construida por George Wells en El tiempo en sus manos nos presenta una devastada humanidad en el año 802.701. En realidad, todas las fechas futuras de la ciencia-ficción hablan del presente y sirven, como quieren Dorian y Sócrates, para conocernos a nosotros mismos, aunque esas fechas vengan de estrellas muertas.

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