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La Fortaleza, una montaña sagrada llamada Humiaga

Sabemos que los indígenas canarios tuvieron diversos tipos de templos y lugares sagrados, destacando algunas montañas y lugares altos de la isla de Gran Canaria. Pero ¿cómo funcionaban aquellas? ¿Cuál era su papel dentro de la Gran Canaria indígena? ¿Cuál es el templo / montaña sagrada más antigua de las conocidas? A todas esas cuestiones y a otras muchas parece estar respondiendo el yacimiento de La Fortaleza (Santa Lucía, Gran Canaria) a través de los diferentes estudios y excavaciones arqueológicas realizadas.

Ya desde el siglo XIX este lugar llamó la atención de arqueólogos nacionales e internacionales. Así, uno de los fundadores y primer conservador de El Museo Canario, primer museo de Arqueología isleño, V. Grau Bassas, visitó el yacimiento y recuperó materiales de este lugar. Este autor ya señaló que este lugar estaría ligado a la celebración de rituales y celebraciones; sería un almogarén, un templo indígena. En esa misma época, R. Verneau, arqueólogo y antropólogo francés, visita el sitio y localiza un ídolo intacto en una de las cuevas existentes en uno de los roques que conforman este yacimiento.

No obstante, si bien este yacimiento fue objeto de visitas y cierta atención durante el siglo XX, no se realizó ninguna excavación arqueológica en el lugar. Esta situación se modifica drásticamente cuando varias administraciones se ponen de acuerdo para hacer visitable y rescatar el lugar. En ese momento comienza el conocimiento y alcance real de este lugar.

Primeras noticias sobre el lugar:

Si bien no se conoce el nombre indígena de este lugar, las diferentes fuentes etnohistóricas destacan dos localidades importantes para la comarca de Tirajana: Ansite, último bastión de la resistencia indígena frente a las tropas castellanas, y por otro lado el Santuario de Humiaga o Humiaya.

Humiaga se describía en las diferentes fuentes etnohistóricas como un templo construido a modo de castillo ubicado en la cumbre de un monte, con varios habitáculos a forma de capillas. Por otro lado, se menciona la existencia de procesiones rituales a estos lugares, donde los ganados eran parte importante de los ritos que allí se realizaban.

Nuevos datos, nuevas interpretaciones:

Los diferentes trabajos arqueológicos realizados han permitido aquilatar suficientemente el significado e importancia de esta montaña.

Por un lado, las prospecciones arqueológicas han descubierto recientemente tres paneles inéditos de escritura líbico-bereber que se vinculan al camino de ascenso jalonando, junto con otros grabados antropomorfos, hasta la cima. Por otro lado, en las estructuras existentes en la cima se relacionan con la preparación/ofrenda de alimentos cárnicos. Así el registro recuperado poco tiene que ver con lo recuperado tradicionalmente en ámbitos domésticos. Por lo que estamos, posiblemente, entre una diferencia de ambientes, lo sagrado frente a lo profano. Estas estructuras están todas conformadas bajo un mismo criterio arquitectónico, rigiendo todo la estructuración espacial bajo una misma concepción. Dicha configuración arquitectónica fue muy temprana, si tenemos en cuenta las dataciones existentes, que ubican dichas construcciones entre los siglos VI-VII.

Por otro lado, la reciente datación de dos cráneos extraídos por Grau Bassas en el siglo XIX de la cima de La Fortaleza Grande nos ubica tales enterramientos entre los siglos V-VI d.C. Esto abre la posibilidad de la hipótesis de que las estructuras construidas y los ritos recreados en la cima se hayan realizado por y para las personas allí enterradas. Así, si acudimos al norte de África, lugar de origen de las poblaciones amazighen que vienen a Canarias, vemos que en la zona del Sus y Dra nos encontramos los almoggar, lugares preislámicos vinculados a la tumba de santones o morabitos, que se suelen ubicar en zonas altas y de difícil acceso, a donde una vez al año los lugareños acuden en peregrinación al lugar con comida y a veces con alguna cabra o carnero para sacrificar y comer in situ. Como se percibe, no sólo hay una similitud fonética y lingüística en el término Almoggar-Almogarén, sino que el uso que se realiza de estos es similar al explicado por las fuentes etnohistóricas.

Finalmente, las propias estructuras existentes en la cima tendrían una clara predisposición arqueoastronómica, configurando las mismas, además, la localización de otros yacimientos ubicados/alineados en relacion con esos fenómenos arqueoastronómicos y de intervisibilidad con La Fortaleza. Más concretamente, nos referimos al equinoccio de primavera y el solsticio de verano. Marcadores ambos importantes dentro de la cosmogonía y ciclo agrícolas indígenas. Incluso, se propone que la elección de este lugar, como montaña sagrada, como almogarén, fuera por la existencia de un curioso fenómeno (hierofanía) durante el equinoccio. El sol atraviesa la Fortaleza Grande de un lado a otro a través de un túnel natural, proyectando su luz en la ladera de la montaña adyacente.

En definitiva, La Fortaleza está conformada desde unas fechas muy tempranas como un lugar de peregrinación y visita por parte de las poblaciones amazighen llegadas a las Islas en siglos anteriores. De alguna forma, se transformó en un lugar tan importante que, según las propias crónicas de la Conquista, una de las dos Grandes Montañas sagradas existentes sería Humiaga, en la Caldera de Las Tirajanas. La Fortaleza , a través de estas primeras excavaciones, apunta fuertemente a que dicha montaña fue este yacimiento. Ahora conocemos las motivaciones y el funcionamiento de dicho lugar.

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