Está siendo esta una semana necia, en la que todos necean, con lo cual el ambiente se llena de necedades. Por ejemplo, parece que lo más grave y transcendente del caso Villar es la suspensión del sorteo de los partidos para la próxima temporada de fútbol en primera y segunda división. Si el todavía presidente de la federación española de fútbol ha robado o no es secundario, lo trágico es el sorteo.

Se supone que ya lo habrán solucionado porque, caso contrario, no sé qué va a ser de este país.

Pero la cumbre necia se alcanzó con la segunda persona del plural del imperativo del verbo "ir". La liebre la soltó un experto polemista y agitador asocial, el escritor Arturo Pérez Reverte, en tuiter, claro. Un cambio fundamental, un clamor popular lo respalda, no se hablaba de otra cosa en los cenáculos desde hace tiempo: a partir de ahora, se podrá decir "iros" en lugar de "idos". El 90% de los hispanohablantes, canarios incluidos, están muy afectados porque ellos van a seguir diciendo "váyanse". El presidente de la RAE hizo declaraciones, otros académicos también, filólogos expertos y aficionados al lenguaje común. Vamos, la noticia del año.

Pero como todo es susceptible de empeorar, la muerte de Miguel Blesa disparató las necedades y neceando estuvieron, y están, algunos políticos y los periodistas expertos en especulaciones sobre la nada y el infinito, que los hay y muchos, aunque ellos no sean conscientes (ellas tampoco, no me olvido).

Pero el epicentro informativo que diría el añorado, está en la policía autonómica catalana. ¿Se imaginan lo que va a durar esto? Más de dos meses especulando a diario con lo que harán los Mosos de escuadra el día de autos, si es que llega a haber tal día. Sobre el papel, las cosas están muy claras. Los mosos son policía judicial y, como tal, obedecen a los jueces por encima de sus mandos políticos, como la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Ertzaintza: forman parte de los "cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado".

Y en medio de todos estos líos, Morata se va a la liga inglesa y Contador fracasa en el Tour. Compadezco a nuestro presidente Rajoy, se le va un gran jugador de su equipo del alma y en su espectáculo deportivo preferido no hay español que dé bola. "Es que a veces lo mejor es quitarle el volumen a la tele", pensará. Tiene razón, incluso se le puede quitar el volumen a la realidad, él lo practica con frecuencia, y no le va mal.