En la Península Ibérica coexisten las dos vías que se han trazado en la Unión Europa para tratar de llegar al destino de la recuperación económica y social sin salirse de los raíles ( brexit) y sin poner en cuestión el viaje (populismos). Por un lado la vía de la austeridad de la España de Mariano Rajoy y por otro lado la vía del gasto social moderado del Portugal de Antonio Costa.

Los dos caminos han conducido a unas tasas de crecimiento inesperadas. En España la previsión de alza del PIB para este año ya es del 3,1% según el FMI y en Portugal se espera un 2,7% . En ese aspecto se produce un cruce de vías, pero no es el único. Llama la atención que tanto el socialista Costa como el conservador Rajoy estén utilizando la misma estrategia para afrontar los debates parlamentarios en sus respectivos países. Si la oposición aprieta, tiran de cifras económicas: crecimiento del PIB, reducción del paro (en Portugal hasta tasas de 9,5 %, aunque los salarios son muy bajos) y cumplimiento del déficit.

Durante el último debate de la nación, Costa se armó de datos económicos para repeler los ataques de una oposición de derechas que quería sacar rendimientos de la tragedia del incendio de Pedrógao, del robo de armas en Tancos y de la dimisión de tres secretarios de Estado por viajar invitados a la Eurocopa de 2016; sucesos que se produjeron mientras que el primer ministro se encontraba de vacaciones.

La oposición conservadora del PSD y de CDS, que ha pronosticado toda clase de calamidades para el Gobierno portugués (en eso recuerda al PSOE de Pedro Sánchez y al Podemos de Pablo Iglesias en España), no consiguió desarmar a Costa, que se hizo fuerte en su castillo de datos económicos. Además contó con el apoyo de sus socios de Gobierno, los antisistema del Partido Comunista Portugués (salir del euro y de la OTAN) y los marxistas del Bloco de Izquierda (reestructurar la deuda y salir de la OTAN). A estas alturas la solución gubernativa aparece (contra cualquier pronóstico de 2015) tan sólida como el primer día. Costa pone mucho de su parte.

En el mismo debate de la nación, mirando a sus socios parlamentarios, el primer ministro portugués anunció que el salario mínimo subirá a los 580 euros el próximo año y también mejorará la progresividad de la declaración de la renta, creando nuevos escalones. Gestos para sus socios sin salirse de la línea marcada por la UE.

El pasado martes, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, aseguró estar "sorprendido", "optimista" e "impresionado" con la marcha de la economía lusa. Lo afirmó tras reunirse en Lisboa con Antonio Costa.

Aunque para elogios los lanzados en mayo por el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a su homólogo portugués, Mario Centeno, al que calificó como "el Cristiano Ronaldo de la economía".