Las Palmas de Gran Canaria es, desde su fundación hace 539, una ciudad que se enorgullece de su vocación atlántica y tricontinental.

Hoy podemos presumir de tener unos lazos imborrables y perennes con América, esa tierra amiga a la que tanto debemos y que con tanto cariño abrazamos desde esta orilla del Atlántico. Y también de contar con unas relaciones profundas, gracias a la proximidad y a la historia, con África, ese continente que tan cerca está de nuestras islas y del que queremos y debemos ser avanzadilla en Europa.

Nuestra ciudad, como tan acertadamente dijo nuestro querido periodista especialista en África y Premio Canarias de Comunicación, Pepe Naranjo, ha elegido ser puente antes que muro. Y, efectivamente, queremos ser ese puente que sirva para unir Europa y África, para acabar con la distancia que los muros, muchos de ellos mentales, han construido entre estos dos continentes a los que sin embargo, nosotros lo sabemos bien, es mucho más lo que une que lo que les separa.

Son muchos, históricos, geográficos, económicos, culturales y sociales, los ámbitos que unen a nuestra ciudad con África. Y aún más, puesto que compartimos problemas, retos y preocupaciones comunes, los que acercan a Las Palmas de Gran Canaria a las grandes ciudades de este continente que, cada vez más, está viendo cómo su población se reúne en grandes urbes, creando nuevas oportunidades, pero también grandes desafíos para saber ordenar toda esta nueva realidad.

Durante unos días, hemos tenido la oportunidad de compartir con tres de estas ciudades, Praia, Dakar, Nouakchott, capitales de Cabo Verde, Senegal y Mauritania, respectivamente, esas cuestiones comunes que preocupan a los ciudadanos, sean del continente que sean, y para los que los ayuntamientos debemos saber dar soluciones eficaces y adecuadas.

Los técnicos de las cuatro ciudades han sabido dar durante los últimos meses una lección sobre cómo coordinar esfuerzos y trabajar juntos en proyectos e ideas que van a servir para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía en cuestiones vitales como el urbanismo, el medio ambiente, la energía y la gestión de los residuos o la gobernanza municipal.

Ahora, hemos puesto en común esas propuestas y junto el alcalde de Praia, Oscar Santos; al vicealcalde de Nouakchott, Cheikh Thiam, y el presidente de la Comisión de Finanzas de la Villa de Dakar, Ousmane Sane, hemos concretado la forma en la que las cuatro ciudades vamos a presentarnos a una convocatoria histórica que está a punto de lanzar la Unión Europea y que por primera vez va a permitir que terceros países puedan obtener financiación a través del Programa de Cooperación Territorial Interreg MAC 2014-2020.

Somos cuatro urbes diferentes, está claro, pero con retos parecidos y con unos ciudadanos que, en todos los casos, nos demandan ser imaginativos, eficaces y cuidadosos a la hora de diseñar aquellas medidas que van a posibilitar que sigamos creciendo de forma inteligente. Nos piden que creemos esas condiciones que permitan que el desarrollo llegue por igual a todos y cada uno de los vecinos y que aseguren que a la vez que diseñamos las soluciones para los problemas actuales, tenemos en cuenta las necesidades futuras, porque no podemos hipotecar con nuestras decisiones el futuro de nuestras ciudades.

A todos estos grandes desafíos sabremos enfrentarnos mejor, no lo duden, si trabajamos juntos, si compartimos soluciones y respuestas.

Somos la administración que más cerca está de nuestros vecinos y, por tanto, la que más responsabilidad tiene para asegurar que todas y cada una de las familias que residen en nuestras ciudades puedan encontrar en su ayuntamiento no solo la ayuda técnica y legal que necesitan, sino también la atención personal y humana que muchas veces buscan.

Ahora, es una gran noticia que este Programa Europeo se abra también a la colaboración con terceros países, posibilitando así que podamos recortar las millas que nos separan geográficamente, para poder fijarnos más en lo que nos une histórica y culturalmente que en lo que nos separa.

Las Palmas de Gran Canaria se siente orgullosa de formar parte de esta comunidad, de contribuir con su esfuerzo a que países de dos continentes, de Europa y África, puedan compartir experiencias, trabajos y soluciones para afrontar aquellos problemas que son muy parecidos en todas las grandes ciudades, sean del país que sean, del continente que sean.

Hace unos días leí en un medio una reflexión atribuida al presidente de Francia, Enmanuel Macron, defendiendo las relaciones internacionales frente a la ola de aislacionismo a la que nos enfrentamos: "Un reino que solo se dedica a mirarse a sí mismo desde el interior, acaba convirtiéndose en un desierto", decía.

Creo firmemente que iniciativas y proyectos como estos, nos hacen mirar más allá de nuestros reinos interiores y nos obligan a trabajar juntos por un horizonte de prosperidad compartida.