Le debía unas palabras de admiración y gratitud. Como miles de radioyentes estoy en deuda con esa mujer menuda, cálida, tierna, de voz conciliadora y risueña. Gemma Nierga. Una de las voces más queridas de la radio, despedida de la Ser después de 30 años frente al micrófono. Decisiones empresariales incomprensibles pero siempre digo que cuando no te quieren lo mejor es marcharse. Duro pero compensa. Gemma acompañó nuestras madrugadas, luego nuestras tardes y finalmente nuestras mañanas. Su Hablar por hablar, de 1989 a 1997, supuso una ventana por la que comenzó a sacar la cabeza una sociedad que, protegida por la noche, contaba que tenía muchos más problemas de lo que sospechábamos. Hablar fue desde entonces un periódico sonoro. Es cierto que la madrugada invita a la confidencia pero es igualmente cierto que la voz de Gemma, su complicidad, su habilidad, su calidez le permitían sentarse en la orilla del problema sin hablar apenas. Escuchar sin interrumpir.

Hay relatos de mil noches en vela que aún revolotean en nuestras mentes porque la radio de Gemma fue como ese servicio de emergencia al que llamas cuando se inunda la casa. Ahí todos escuchamos historias duras, tiernas, de desesperanza y de tragedia. La voz de Nierga siempre fue un bálsamo; siendo grave lo que escuchaba no se alteraba, no, actuaba entreteniendo al suicida, orientando un parto que llegó sin avisar o consolando la soledad. Pero también le metieron algún gol, ¿a quién no? Por ejemplo, la mujer de Las Palmas de GC que una noche contó a bocajarro que pasaba las noches sola porque su marido, "que es un conocido abogado, se va putas". A la señora prostituta ni nombrarla pero de su marido dio nombre y apellidos. En esa época yo cubría tribunales y supe quién era el letrado e incluso comentamos el caso. Un pillo. "Esa mujer está loca. Ya le corté el teléfono". Como tiene que ser. Expeditivo.

En fin, recuerdos que mariposean en torno a una Gemma Nierga que por cierto superó una delicada lesión en las cuerdas vocales y volvió a la radio, ya curada. No tengo duda de que la escucharemos en otra emisora y allí estarán sus fieles oyentes, esperándola. Como siempre. Hay voces que no se olvidan. La de ella.