La Provincia - Diario de Las Palmas

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lo que hay que oír

Almóndiga, cocretamente

Ya se atenúa la polémica sobre "idos" e "iros", pues la Real Academia Española (RAE) validará enseguida a ambos como segunda persona de plural del imperativo de "ir". A los pelmazos, los puedo apartar ya diciéndoles "idos a esquilar lagartos" o "iros a duchar a los peces de la pecera" sin que nadie me tilde de iletrado. Si la Gramática de la RAE lo dice, amén? siempre y cuando consideremos a tan alta institución como la autoridad garante de limpiar, fijar y dar esplendor a nuestra lengua. Mil veces hube de responder en el aula a la pregunta: "¿Profe, pueden decirse las palabras caca, culo, pedo, pis?". Mi contestación no variaba: "Por poder, se puede: de hecho, acabas de decirlas. Otra cosa es que me preguntes si están incluidas en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Y otra más si lo que quieres saber es si se consideran términos vulgares, desusados o malsonantes". Es decir: el hablante habla como le da la gana; después, la RAE registra a su modo y a su ritmo lo hablado o escrito. "¿Profe, puede decirse 'joder'? Porque Cela lo dice?", chinchaban los más quisquillosos: "Acabas de decirlo, o sea que se puede. Pero el Diccionario de la RAE lo considera malsonante".

El caso es que estos asuntos de la lengua entretienen al personal y son objeto de divertidas u ociosas disputas, tantas veces desinformadas. Todos hablamos español divinamente, al parecer.

Los bulos nos encantan. "¡Puede decirse 'cocreta', que lo he sentío yo!", me grita el carnicero. Por poder, se puede decir -le contesto?, pero una consulta al DRAE nos aclara que la palabra cocreta no está registrada en el Diccionario, que se debe decir "croqueta". Como insiste, me pongo docto y pedante: "Técnicamente, estás efectuando una metátesis, un cambio de lugar de un sonido en ese vocablo, como si dijeses perlado en vez de prelado. Fíjate, lo mismo ocurrió con cocodrilo o con murciélago, pues hubo un tiempo en que se dijo "crocodilo" y "murciégalo", vocablos hoy desusados y hasta vulgar el segundo de ellos.

Pero la lengua es un ser vivo, que evoluciona, amigo mío. A lo peor, todo quisque acaba por decir cocreta y, entonces, el Diccionario pasará a considerar croqueta como desusado. Pero, de momento, no". Mi vecina médica me asegura que se puede decir "almóndiga". Le digo que sí, que se puede, que de hecho lo acaba de decir; pero que el DRAE lo señala como término desusado y vulgar. El cajero del supermercado me habla de la "idiosincracia" de los clientes, palabra que no está registrada en el Diccionario: los rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad se llaman "idiosincrasia".

Para ayudar al lío, a la RAE, cuyo lema es "Limpia, fija y da esplendor", le ha dado por fijar que da gusto. Olvida muchas veces ?a mi muy modesto entender? la limpieza y el esplendor, aumenta la confusión reinante. Fíjense ustedes: vale fútbol y vale futbol; áloe y aloe; alveolo y alvéolo; chofer y chófer; período y periodo; policiaco y policíaco; reuma y reúma; video y vídeo; zodiaco y zodíaco? La RAE registra "asín", aunque como vulgar. "Toballa" como palabra en desuso. "Vagamundo" como poco usado y vulgarismo. La RAE está que se sale: mantiene "bacón", dizque desusado. Admite "bluyín" para designar al pantalón vaquero. No ha quitado "cederrón". Y cuenta en sus filas léxicas con "zum". Y con "oenegé". La RAE admite "muslamen" como coloquial para nombrar los muslos de una persona y, ojo al parche, "especialmente los de mujer". "Pechamen" está también en el DRAE, si bien como vulgarismo: es el busto de la mujer y, ojo al parche machista de nuevo, "especialmente cuando es muy voluminoso". La Academia tiene a "culamen" como vulgarismo español de culo. ¿Qué español del común tiene tiempo y humor para discernir si está usando el término correcto, el desusado, el vulgar, el malsonante? ¿Estaría de más que la RAE se ocupase un poquito menos de fijar y más de limpiar, de eliminar lo sobrante?

Hay veces en que parece padecer la Academia de una variante del síndrome de Diógenes, acumula que acumularás. Por ejemplo: ¿que es un "pelantrín"? Se lo aclara el DRAE: es un "labrantín", un "pegujalero". Y tan ancho se queda el Diccionario. Hombre, diga que es un campesino con pocos bienes y así nos enteramos todos. ¿Sabe alguien que un "amarillo" es nada menos que "un adormecimiento extraordinario que los gusanos de seda, cuando son muy pequeños, suelen padecer en tiempo de niebla"? Muy poético el DRAE, muy guapo, pero poco efectivo.

Los niveles de la lengua son el culto, el coloquial y el vulgar. Creo que el buen hablante es el que domina esos tres registros y sabe adecuar su habla a las circunstancias que lo rodean en cada momento, pudiendo elegir su modo de dirigirse al prójimo: repito, pudiendo elegir su modo de hablar. "Le propinó una reprimenda de aúpa", "le echó una gran bronca" o "le armó un pifostio de cojones".

La RAE acaso hiciera muy bien en fijar menos y limpiar más, tal vez con un chorrito de esplendor. Menos complejos por el afán de estar al pasajero día. Menos complejos por conservar purismos obsoletos. Nunca jamás acrecentar el barullo. Porque puede pasarle a la Academia lo que me pasó en un campo de fútbol (o futbol): discutíamos una jugada dudosa unos cuantos amigos cuando se volvió hacia nosotros un exárbitro indignado y vecino de grada: "¡Callaos, que el fútbol es difícil hasta para los que sabemos!". La lengua tampoco debe ser tan difícil hasta para los que saben.

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