La Provincia - Diario de Las Palmas

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OBSERVATORIO

Reforma electoral y cabildos

La Reforma electoral canaria de próxima realización y los Cabildos constituyen un binomio inseparable para la reorganización administrativa y política de la Autonomía Canaria. Para situarnos en nuestra realidad actual, hagamos un breve repaso histórico de nuestras islas.

La población humana primitiva y estable comenzó alrededor del año cero de nuestra era (Nacimiento de Jesús de Nazaret) con el asentamiento en Gran Canaria de la tribu bereber los canarii, transportados por naves romanas o romano-mauretanas, procedentes del Atlas ( José Juan Jiménez González). La ocupación estable de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, debida a poblaciones de origen diferentes, se produce antes de la conquista de Jean de Bethencourt como feudatario de la Corona de Castilla. La posterior conquista de Gran Canaria, se realiza directamente por la Corona de Castilla y es comandada por Juan Rejón y Pedro de Vera, empezada con el desembarco en la bahía de Las Isletas el 24 de julio de 1478 y culminada el 28 de abril de 1483 (según otros en enero de 1484). Después se ocuparon La Palma, 1492-1493; Tenerife, 1494-1496, ambas expediciones saliendo de Gran Canaria y conducidas por Alonso Fernández de Lugo.

A partir de esta fecha comienza el mestizaje entre la población indígena y los conquistadores españoles, cuyo resultado somos nosotros. Hemos de señalar, de acuerdo con el autor citado, que los primitivos habitantes del Archipiélago, de origen bereber y del Atlas, provenían de etnias diferentes, y hasta sus idiomas, parecidos, lo eran. Por ello actualmente, los isleños de cada isla no somos exactamente iguales, aparte de la influencia del medio geográfico, social, cultural, climático, etc. (Carballo Cotanda y Velázquez Cabrera).

Conclusión: no somos distintos pero sí diferentes. Por encima de esta distinción entre isleños está lo que nos une; pertenecemos a un mismo archipiélago, somos españoles y europeos, hablamos el mismo idioma, etc. En definitiva, somos canarios.

Hoy somos ocho islas habitadas y siete cabildos que las rigen, aunque no en todo lo que debieran. Los cabildos, institución creada por los Reyes Católicos, significaron la descentralización de la administración del Archipiélago. Ciertamente Gran Canaria concentraba el poder oficial: Jefatura del mando militar, Justicia y Obispado de Canarias, pero no influía en el devenir de la vida y la organización de los asuntos corrientes de cada isla y así fue del siglo XV al XVIII, siendo los cabildos de cada isla los que gobernaban en cada una, permitiendo el desarrollo de las mismas, a pesar de la situación de pobreza de la época.

En el siglo XVIII, la reforma administrativa y territorial de España realizada en 1812 por las Cortes de Cádiz, aprueba la Constitución de tal nombre y se propone entre otros asuntos, la división en 52 provincias, lo que significa para Canarias provincia única y capital en Santa Cruz de Tenerife (a pesar de la intervención del canónigo Gordillo). Pero la Constitución es derogada al llegar al trono el Rey Fernando VII y se vuelve al antiguo Régimen. En 1822, tras el levantamiento del General Riego, se impulsa la constitución del estado liberal y con ello se pone nuevamente en marcha la creación de 52 provincias, lo que se mantiene en la posterior reforma de 1833 de Javier de Burgos. Aparece así, por primera vez, el centralismo, ejercido a través de dicha diputación y se suprimen los cabildos. Creo que aquí nace el pleito insular, que afecta no solo a Gran Canaria y Tenerife sino a todas las islas. La presión de la diputación sobre los ayuntamientos y el control que ejerce sobre todas las islas, lleva a que, tras muchos forcejeos, se recreen los cabildos, impulsados por muchos, pero sobre todo por el majorero Velázquez, el palmero Díaz y los grancanarios L. Matos, Mesa y López, etc.; aminorado parcialmente el centralismo, este desaparece en 1927, con la división en dos provincias (Primo de Rivera), Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, aunque es cierto que el dominio de estas dos islas se ejerce sobre las del resto de sus respectivas provincias. Sin centralismo, el progreso social y económico, aunque dispar, se aprecia en nuestro archipiélago.

Hoy, en 2017, la situación es aproximadamente la siguiente: como hemos dicho somos trece islas e islotes; ocho habitados con una densidad diferente. Según el censo de 2016 ( Istac) es la siguiente:

Gran Canaria????...845.195 h

Lanzarote??.????145.084 h

Fuerteventura????..110.000 h

Tenerife????...??...891.111 h

La Palma???????..81.486 h

La Gomera............................ 20.940 h

El Hierro????.???..10.582 h

Las diferencias físicas, sociales y culturales, como hemos indicado anteriormente, siguen existiendo, no haciéndonos distintos, pero tampoco iguales, somos parecidos pero diferentes. Y por ello nuestra organización administrativa y política ha de tener zonas comunes, el Parlamento regional y el Gobierno Autonómico e instituciones no comunes que son nuestros cabildos.

La situación política y administrativa actual ha vuelto al centralismo de la provincia única del siglo XVIII. Somos conscientes de que desde la llegada de la democracia, primero las AEI y luego Coalición Canaria han acaparado el Gobierno y se ha llegado a un desequilibrio político, presupuestario y cultural, que ha procurado favorecer a la isla de Tenerife en detrimento de las demás, lo cual ha hecho insoportable la situación en nuestra autonomía, degradándose con el tiempo y ha llevado al recrudecimiento del pleito insular.

La obtención de una nueva reforma electoral canaria, imprescindible para acabar con el despropósito de la actual y su triple paridad, tiene que ir unida a una reforma del Estatuto de Canarias, descentralizándola y aumentando las competencias de los cabildos, lo que conduciría a una normalización de la actual situación.

Parlamento de Canarias

La constitución del Parlamento, según la nueva Ley Electoral se basaría fundamentalmente, en la representación de cada isla proporcional a su número de habitantes y una representación territorial que aportaría cada cabildo. Se modificarían los límites o barreras al acceso por votos de cada partido al Parlamento.

Proponemos: lista insular en función de la población, a razón de 1 diputado por cada 50.000 habitantes o fracción. Doble umbral electoral para acceso de cada partido político al Parlamento, 20% a nivel insular y 4% a nivel autonómico. Representación territorial: 2 diputados por Cabildo.

Con lo anterior resultaría la siguiente composición parlamentaria:

Gran Canaria?.17...2.......Total 19 d

Lanzarote???3.....2??...........5 d

Fuerteventura.....3 ....2?..........?.5 d

Tenerife???.18......2??.........20 d

La Palma???2?..2?...........?.4 d

La Gomera?........1......2?...............3 d

El Hierro?......?1?.2.....................3 d

Total Parlamento????...?.59 d

Esta cifra de 59 diputados, que sensiblemente es la actual, habrá de revisarse cada tres años para adecuarla al censo de habitantes.

Gobierno de Canarias

Reducción de Consejerías en el Gobierno a cuatro: Presidencia, Sanidad, Educación y Hacienda. Presidencia sería el staff del Presidente, igual que hoy. Educación, como hoy, cubriría su cometido en todo el Archipiélago, procurando la misma calidad y extensión en todas las islas, exceptuando la enseñanza universitaria. Igualmente Sanidad con la misma extensión que hoy, procurando la misma calidad en los centros de igual rango. Hacienda administraría los dineros suministrados por el Estado español, La Unión Europea y un porcentaje del 20%, aportado por cada isla. Esta administración se realizaría por una comisión mixta Gobierno/Cabildos.

Los cabildos

Para realizar la descentralización que proponemos, es indispensable la potenciación de los cabildos. Para ello, cada cabildo tendría las siguientes competencias.

Presupuesto propio, que se nutriría como ahora y además con el impuesto a la entrada de mercancías, hoy en manos del Gobierno Autonómico, por sus puertos y aeropuertos.

Fondo de solidaridad del 20% de la recaudación anterior, que se administraría en la Hacienda autonómica por medio de la comisión antes citada. Como guía para ser equitativo se propone la igualdad del PIB/cápita de cada isla.

Planificación territorial para cada cabildo, aunque se fijarían unos topes a la misma, en las diferentes áreas: urbana, rural, turística, etc.

Hasta aquí nuestra propuesta, sintetizada en una descentralización importante, que puede parecer utópica, pero que ya existió hasta el siglo XVIII, en peores condiciones económicas, culturales, sociales, etc. y demostró su viabilidad. Creo que ademas atenuaría en gran medida el pleito insular, hoy en toda su virulencia, ya que seria cada isla la responsable, en gran medida, de sus éxitos o fracasos.

Espero que los políticos lectores de este artículo, que alguno habrá, consideren esta propuesta como posible.

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