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GENTE CORRIENTE

Volver de los infiernos

Más vale que no salgas del sistema. Sobre todo, si cumpliste los 50. El retorno a la vida laboral es tan complicado como que el 72% de los parados que supera esa edad lleva más de un año en desempleo. Una gran parte se enquista: el 40% busca trabajo desde hace, al menos, cuatro años.

Es el colectivo más golpeado. No les sirve ni la experiencia ni la madurez. Tampoco la responsabilidad o el alto compromiso. La estadística que acaba de ofrecer la Fundación BBVA no entra en valoraciones como estas pero con sus datos pone en su sitio, sin pretenderlo, a estos empresarios tan nuestros.

Salvo honrosas excepciones, no quieren seniors en sus negocios. Quieren piberío porque los prejuicios mandan. Piensan que trabajadores más jóvenes son más baratos, más productivos y, sobre todo, más manejables.

Además, es un material disponible a punta pala en plena era de contratos basura donde la productividad significa que trabajas por dos pero cobrando la mitad. Y calladitos.

Tal es así que para intentar reincorporar a parados de larga duración de más de 45 años, el Gobierno de Canarias ha sacado la chequera. Hasta 6.500 euros de incentivo a los empresarios que firmen un contrato indefinido a jornada completa.

Ya les adelanto que ni con esas logran rebajar la lista de parados veteranos ni la de ningún otro colectivo. Porque no sólo se trata de los mayores de 45. El desempleo de larga duración también se ceba con gran virulencia en Canarias en otros rangos de edad.

Aquí lideramos la estadística nacional. El 29% de los parados canarios lleva buscando un puesto de trabajo desde hace más de cuatro años. Un pódium que supone casi duplicar la cifra de Baleares, los que menos porcentaje tienen.

Pero la chequera de dinero público para la subvención directa a las empresas desde luego que no es el camino. Un viejo modelo para seguir tirando el dinero por un sumidero.

A estas alturas, existe un amplio consenso entre expertos sobre la ineficacia de estos incentivos. Para empezar porque nadie, con subvención o sin ella, contratará a empleado alguno si no lo va a necesitar. Por tanto, se estaría bonificando la entrada de un trabajador que en cualquier caso se iba a contratar.

Y tampoco, aunque se le bonifique, ningún empresario dará trabajo al que no quiere dárselo. Y está claro que ni los mayores de 45 ni los parados de larga duración son precisamente santos de su devoción.

Nos queda lo más lógico: gastar esos recursos públicos en hacer más atractivo a estos colectivos. Con más formación y nuevas habilidades que complementen su experiencia para que los empresarios vean en ellos lo que son: un valor añadido para sus negocios.

Y, por supuesto, poner patas arriba a ese Servicio Canario de Empleo para que se convierta en lo que hoy no es: una auténtica agencia colocadora que permita a estos parados volver de los infiernos.

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