La Provincia - Diario de Las Palmas

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ZIGURAT

Crédito para ir al fútbol

Los últimos acontecimientos con la detención del presidente de la Federación Española de Fútbol y otros altos cargos, pone de manifiesto que hasta el deporte, en su máximo nivel, está padeciendo la lacra que llevamos años arrastrando en dilapidar fondos públicos, impuestos de nuestros bolsillos y emponzoñar un deporte de millones de seguidores.

Pero en el mundo del fútbol en España parece que cuando son las grandes estrellas del firmamento del balompié las que defraudan millones de euros, desviando el capital a cuentas en otros países o usándolas como tapaderas de fundaciones y otros negocios que se me escapan, somos más clementes o por lo menos vehementes, a la hora de opinar sobre estos seres intocables, que viven y viajan como si fueran estadistas o embajadores de la Bolsa.

Las cifras que se manejan en este ámbito son difíciles de calcular, aunque tengamos noticia de lo que cobran algunos jugadores que si juntaran su patrimonio supondría en PIB de muchos pequeños países repartidos por el mundo -ese cuarto mundo que ya existe- donde la división y distancia entre poderosos y el común de los que sobreviven, es insalvable.

Leo también que parece que se quieren cebar con ellos, entrando en sus yates o en oficinas, citándolos en el juzgado, para desviar la mirada hacia otro lado: pero es imposible, porque el daño a las arcas públicas ha sido devastador.

Pero -si me permiten- lo que a mí me ha llamado la atención y me ha hecho pensar es que me he enterado -no estoy muy al tanto de este deporte- que hay personas, familias, que piden préstamos, -ahora que otra vez parece que se incentiva el consumo desde las empresas bancarias- para comprar el abono anual para ir a los estadios a ver a sus ídolos amasar más fortuna.

Y me pregunto si alguien se quitará el pan de la boca para ir al fútbol, para dejar de viajar, para prestar menos atención a la educación de los hijos, para pasar esos días de asueto con la parentela...

Desde mi punto de vista hay cuestiones que en una sociedad neoliberal son asumidas con normalidad, el movimiento de capitales y aquello de que con "mi dinero hago lo que me da la gana"; sí, pero no deja de ser inmoral que como está el panorama millones de personas aplaudan, agasajen, se peleen por sus equipos del alma, equipos y federaciones que ahora mismo están bajo sospecha y con personas en la cárcel, por no mencionar los sobornos y otras maquinaciones que se mueven en esa galaxia deportiva, donde a los que corren solo les interesa el dinero, como se están demostrando estos últimos días. Ni espíritu deportivo, ni equipo del alma, ni colores de banderas, ni escudos, solo queda el dinero que algunas veces tiene el color del césped, que pisan los hacedores de mitos.

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