Ya sé que es harto difícil defender la política del controvertido presidente Trump, máxime cuando se encuentra mediatizada por la tendenciosa e interesada mayoría de la prensa de Estados Unidos. El siglo XXI se va a caracterizar por una serie de impredecibles acontecimientos que van a marcar el devenir del futuro de todo el mundo. Se hace complicado predecir el futuro cuando la gente sensata es incapaz de predecirlo.
Las cosas son como son y, aunque el líder más brillante de Islandia, por poner un ejemplo, nunca convertirá a su país en una potencia mundial, tampoco el líder más estúpido del Imperio romano podría socavar el poder fundamental del romano.
Donald Trump, que de tonto no tiene un pelo, se ha dado cuenta, como hombre poco razonable, del devenir que le espera a EE UU como nuevo líder mundial en el presente siglo aprovechando la descomposición de Europa y Rusia. A los Estados Unidos solo le basta desmembrar a sus rivales para hacerse con la hegemonía mundial, por ejemplo, fortaleciendo a Polonia para debilitar a Alemania o potenciando a Turquía para desarmar Oriente Medio.
Por otro lado China es el paradigma del comunismo capitalista que, sin otro Mao seguirá con la desigualdad de su extenso territorio. Japón será la gran incógnita propiciada por analistas convencionales que hacen gala de una profunda falta de imaginación.
A mitad del presente siglo comenzará el fin de la explosión demográfica y con ello todo el sistema de producción cambiara, y serán los robots los que sustituirán a la mano de obra humana. Si hasta ahora se trataba de frenar la inmigración, a partir de la segunda mitad del siglo existirá una escasez de la misma y, mira por donde, los mexicanos no querrán entrar el los Estados Unidos. "Sé realista, espera lo imprevisible" será la máxima.
El siglo XXI será como los anteriores: habrá guerras, habrá pobreza, habrá triunfos y derrotas.
Como conclusión, la edad europea habrá terminado y habrá empezado la norteamericana que estará dominada por los EE UU durante los próximos cien años, aunque no será necesariamente un régimen justo y moral y, de todo esto se ha percatado Donald Trump; de ahí su "America First".
Sólo podemos ver un poco del futuro, pero es lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho por hacer.
