La Provincia - Diario de Las Palmas

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MetroGuagua, más tinieblas que luces

A partir del impulso de la industria turística en nuestra ciudad, en la segunda mitad del siglo XX, nuestro crecimiento de poblacional se incrementó hasta algo más del doble. Esa rápida expansión se concentró fundamentalmente en los barrios situados en las colinas que rodean a la ciudad baja, la mayor parte de ellos, sin una estructura vial de comunicación con la ciudad costera, donde se concentraba la mayor parte del empleo. La red viaria de la ciudad baja, por su antigüedad era difícil de ampliar por una apretada edificación que restringe la superficie libre. Estas circunstancias han complicado aún más la movilidad de estrecha franja costera. La construcción de la Avenida Marítima, fue un remedio "in extremis" que alivió en gran medida el "atrabanco" del tráfico creciente de nuestra capital, aunque con su construcción pagamos un alto precio desde el punto de vista ecológico, estético y de bienestar de los ciudadanos al cercenar el magnífico frente marítimo del barrio de las Alcaravaneras. A esto hay que sumar el túnel de Luengo, que ha sido un tratamiento funcional de nuestra movilidad de gran eficacia aunque su remate en su extremo costero es bastante "chapucero" debido a las circunstancias económicas del momento. En cualquier caso, ambos problemas son susceptibles de ser corregidos en un futuro, que espero no sea lejano. Por último, la circunvalación de Las Palmas, ha sido un pulmón de acero que ha salvado definitivamente a nuestra ciudad de la asfixia que padecen otras ciudades españolas. Tras estos inconvenientes de antaño, resulta sorprendente que nuestros representantes municipales, de épo-cas más recientes, al parecer con menos cabeza, no hubiesen aprendido de errores más o menos justificables del pasado y dieron su bendición a un nuevo proyecto urbano de grandes dimensiones como es el Barranco de la Ballena y el de Siete Palmas, con sus correspondientes centros comerciales que atraen, además, a una masiva cantidad de personas de otros barrios. Esta notable expansión urbana, a pesar de haberse construido en terrenos baldíos y hasta entonces de escaso valor, no fue dotada de una estructura vial suficiente para el "drenaje" de vehículos lo que genera un cruel embotellamiento focal de tráfico para los que allí habitan o trabajan.

En los últimos meses, nuestro actual ayuntamiento, "preocupado" por la deficiente movilidad de esta ciudad, de "motu propio", con el mayor sigilo y sin que nadie se lo haya demandado, ha puesto en marcha la construcción de un sistema de transporte conocido por BRT (Bus Rapid Transit), exitosamente instalado en ciudades como Curitiba (Brasil), ciudad industrial de crecimiento reciente, con grandes fábricas de construcción de automóviles, lo que ha atraído hasta allí a una población superior a la de toda nuestra comunidad autónoma. Al ser una ciudad nueva, cuenta con amplias redes de comunicación de urbana. Me pregunto, que paralelismo han encontrado nuestros responsables municipales entre Las Palmas de Gran Canaria y ciudades como Curitiba, para que, con una inusitada urgencia, impropia de cualquier ayuntamiento español incluido el nuestro, haya hincado ya la piqueta, sin un debate previo con "luz y taquígrafos" ante los ciudadanos y sobre todo con la participación de expertos en tráfico y urbanismo. He tratado de enterarme como se ha gestado este agresivo plan de transporte urbano mediante la información digital existente en internet, para intentar comprender qué es lo que me he perdido de esta película. Veo, que en efecto, el pasado mes de noviembre, el alcalde y el concejal de "Movilidad" y Gerente de guaguas Municipales, hicieron una "presentación oficial" de este proyecto en un ambiente pretendidamente popular, en medio de la calle Triana, ante media docena de asombrados transeúntes que por allí pasaban. Se publica en la redes un vídeo de este desabrido acto de presentación, en el que el Sr alcalde llega a decir que el concepto de movilidad de los años 80, que trajo la circunvalación de Las Palmas, es un concepto ya caduco, y que esta vía solo fue creada en beneficio del vehículo privado y que toda solución que no pase por "su" metro-guagua irá al fracaso. Ya se pueden imaginar, el pánico que puede generar a cualquier pensante tales afirmaciones. En lo que sí le doy la razón, al Sr. alcalde, es cuando dice " ?el metroguagua va a cambiar la fisonomía de Las Palmas y la filosofía de la movilidad de los ciudadanos ?" , desde luego, si esto llega a término, nos vamos a acordar de este alcalde durante siglos, los mismitos que estaremos pagando los contribuyentes el coste de esta inversión, eso sin contar el capítulo de ruinas que generará en inmuebles de determinadas zonas arrasa-das a su paso por esta "Guagua grande". En su discurso añade frases poco dimensionadas y escasamente comprensibles co- mo la siguiente: "Este nuevo servicio, afrontará los inmensos desafíos que hoy impone el cambio de paradigma de la movilidad urbana sostenible (¿) que se observa a nivel global y que será una realidad en nuestra ciudad en poco tiempo".

Las escasas informaciones públicas, de este proyecto, se acompañan de una infografía, vacía de datos de interés y se limita a un escueto itinerario, con referencias ilegibles de las calles afectadas dado el minúsculo tamaño de la letra. Cuando se trata de explicar un proyecto de la complejidad de este, se echa de menos una información pública detallada en la que se justifique, en primer lugar, la necesidad de este proyecto, su demanda social, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra ciudad está coronada de barrios periféricos construidos sin planificación previa, sin infraestructura viaria y otras graves deficiencias que están aún a la espera de resolverse. Me pregunto, ¿con qué recursos económicos piensa este ayuntamiento que va a poder pagar este proyecto?. No se ofrecen imágenes, ni tan siquiera virtuales, de cómo serán las paradas, en qué lugares concretos estarán situadas, su impacto visual etc... Los ciudadanos esperamos un mínimo análisis del impacto funcional sobre el tráfico afectado por esta vía preferente, como se van a generar la superficie que necesita un vehículo de 20 metros para hacer giros de 90º, tampoco se entra en detalles de su posible impacto estético sobre la vía pública y los edificios que encuentre a su paso. Doy por sentado, que no existe ningún análisis de las pérdidas de valor que está "luminosa idea" va a tener sobre los bienes afectados, no sólo ocasionados por este metro-guagua, si es que llegase a término, sino también, durante la ejecución de estas obras, a golpe de martillo neumático. Alguien debería reflexionar sobre estas consecuencias, y escarmentar en cabeza ajena, analizando como el paso de un "súper moderno" tranvía, ha arruinado todas las propiedades urbanas de una de las más importantes calles comerciales de Santa Cruz de Tenerife, que ahora lucen adornadas por "graffitis" y empapeladas de letreros anunciando, inútilmente, su venta o alquiler. En las escasas informaciones publicadas sobre este proyecto, no se especifica ni tan siquiera el tipo de combustible que van a utilizar estas novedosas guaguas, entre otras cosas porque, aún no lo saben. Una de las más graves agresiones al tejido urbano de Las Palmas que se va a perpetrar a lo largo del trayecto es un nuevo ataque destructivo a una de las obras más notables de nuestro insigne arquitecto Martin Fernández De la Torre, como es la urbanización de Ciudad Jardín con su Parque Doramas y calles aledañas al pueblo Canario. Un barrio de uso exclusivamente residencial, exponente de la vanguardia arquitectónica de Canarias y como tal debería haber sido protegido por el Ayuntamiento, en vez de implantar su sede central en el antiguo Hotel Metropol, convirtiendo sus calles en un aparcamiento masivo. Está es una decisión muy importante que no puede ser tomada sin un amplio y profundo análisis de expertos urbanistas, de lo contrario me tengo que pensar que se aquí se cuelan grandes intereses ajenos a los ciudadanos, que no súbditos, señor alcalde.

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