La Provincia - Diario de Las Palmas

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papel vegetal

El rey está desnudo

Cuando veo imágenes de Donald Trump rodeado de su equipo en la Casa Blanca no puedo evitar pensar la humillación que debe de ser para todos tener que aguantar su insufrible egolatría, su incontinencia verbal y su supina ignorancia. Veo a gente que, si leemos sus biografías, ha dirigido bancos y multinacionales o comandado ejércitos, obligada a escuchar, sin mover un músculo de la cara, sus baladronadas y amenazas. Gente hecha y derecha que ha de soportar diariamente el profundo desconocimiento de la geografía, de la historia y de la más elemental diplomacia del comandante en jefe sin que sus gestos demuestren la vergüenza ajena que deben de sentir en todo momento por sus palabras. Veo el gesto siempre adusto del Presidente, la mueca displicente de alguien acostumbrado a mandar y que no duda un instante en despedir a quien le contraríe o le haga sombra con la misma ligereza con que despedía a los participantes en su programa de telerrealidad El aprendiz.

Veo a un vicepresidente con fama en su país de gazmoño y fanático, alguien que podría un día heredar su puesto, seguirle obediente a todas partes como un perro faldero.

Me imagino de paso lo que deben sentir los otros líderes mundiales que comparten mesa con él en las cumbres al tener que soportar respetuosos su vacua retórica, su machismo y su continuo autobombo.

Siento lo que deben sentir muchos de esos políticos veteranos al escuchar sus mentiras y contradicciones, que sus subordinados deben encargarse luego de justificar ante la opinión pública como mejor saben. Veo también al hombre que siempre le acompaña con el famoso maletín que contiene los códigos para lanzar un ataque nuclear y la lista de los sitios seguros donde el Presidente podría en ese caso refugiarse.

Veo todo eso y me pregunto cómo es posible que ese individuo machista y racista haya llegado al puesto más poderoso y potencialmente peligroso del planeta y sobre todo que nadie de su entorno se atreva a decir, como en el cuento de Andersen, que el rey está desnudo.

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