La Provincia - Diario de Las Palmas

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el callejón del gato

Adiós, Europa, adiós

Europa ya no es lo que era. No sé si mejor o peor, pero de la Europa de cultura judeocristiana cada vez queda menos.

El reciente atentado de Barcelona no hace sino confirmar la tibieza con que a veces se actúa. "No van a conculcar nuestros derechos y libertades", gritan a los cuatro vientos los distintos portavoces de los partidos mientras de nuevo se agotan las flores y velas. Éstas llenan calles y plazas, honrando a muertos que nunca se debieron dejar la vida bajo las ruedas de una furgoneta anónima, alquilada, eso sí, por asesinos con nombre y apellido.

Después de Londres, Berlín, Niza o París, ahora Barcelona pone al descubierto las carencias y tibieza de unas democracias que no son capaces de poner freno a este goteo de vidas que nos van dejando por ramblas, mercados y plazas mientras otros hacen una elegía a los caídos.

Todos condenan los atentados pero, entretanto en Múnich, como en otras grandes ciudades, cada día hay más mezquitas y los comercios son rotulados en árabe, adornando un paisaje urbano donde proliferan los burkas. Esto, que puede que algún tontolaba califique de xenófobo, no ha entendido nada del mensaje que el Daesh, con su sharia pretende llevar a cabo en la vieja Europa. Les importan un pimiento las cuestiones religiosas, lo que de verdad les irrita no es otra cosa que nuestra forma de vida.

Ahora nos van a apabullar con buenas palabras y se abrirán las apuestas de cuál va ser el próximo lugar elegido para una nueva masacre.

Si Europa y el resto del mundo occidental no entiende que con estos terroristas no existe otra manera que perseguirlos y acabar con ellos antes de que acaben con nosotros y nuestra forma de vida, estaremos echando agua en un cesto. Sin lugar a dudas, nuestro mundo es mejor que el que proclama esta gente salida del medioevo más oscuro. Todo esto en nombre de unas creencias que prometen cientos de vírgenes en un paraíso con el que se pueden quedar porque, lo que de verdad no tiene ese ansiado lugar es un simple banco donde contemplar la salida del sol. Lamentablemente, lo que ahora parece que nos toca ver es la puesta de sol de la Europa que una vez conocí.

Una de las señas de identidad de las personas tibias es que no sienten el mal que les hacen los pensamientos inútiles.

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