La Provincia - Diario de Las Palmas

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tribuna abierta

Es mi teoría y la mantengo

T engo una teoría acerca de la saga/fuga de Neymar al PSG. ¿Y si a Neymar le ocurrió lo mismo que a Rosy Ryan, la protagonista de "La hija de Ryan", esa hermosa película de David Lean? ¿Y si Neymar se dio cuenta de que estaba casado con un equipo un pelín aburrido y soso, como el maestro rural con el que se casó Rosy, y que, de la misma manera que Rosy vio enseguida que su marido no era gran cosa haciendo el amor, Neymar entendió que su Barça ya no jugaba al "tiqui-taca" y ni siquiera era capaz de meter un gol a la Juve en la Liga de Campeones? ¿Y si Neymar se enamoró sinceramente del Barça por el que fichó cuando vino a Europa y se alegró de ver a Messi y compañía tanto como Rosy se alegró de ver al maestro en la playa, pero ese amor murió a golpe de rutina, aburrimiento y mediocridad? ¿Y si, del mismo modo que Rosy quedó deslumbrada por un joven y romántico soldado inglés con el que engaña a su marido, Neymar fue deslumbrado por el glamur y el romanticismo de París y de un equipo con el que engañó al Barça y a una afición que nunca creyó que se marcharía? ¿Y si esa afición no está dispuesta a perdonar a Neymar, ni siquiera en recuerdo de los viejos tiempos de felicidad compartida, y se comporta con el jugador brasileño como el pueblecito de Irlanda se comportó con Rosy cuando quiso castigarla por su adulterio? Los irlandeses raparon la cabeza de Rosy, un castigo tribal y tenebroso, y algunos culés exigen que Neymar sea rapado públicamente (un castigo especialmente duro, teniendo en cuenta el fervor de Neymar por su pelo y su gusto por los peinados estrafalarios) y que su nombre sea borrado de la memoria como fue eliminado el nombre de Figo, un castigo tenebroso y tribal digno del griterío de "El chiringuito de jugones". Puede que los culés tengamos que reconocer que el Barça se ha convertido en un maestro rural aburrido y previsible, y que el PSG es un soldado misterioso del que es fácil enamorarse hasta perder el sentido y contra toda razón. Pero no hay que rapar la cabeza de Neymar ni reescribir la historia sin él, sino agradecer al jugador brasileño que haya compartido nuestra tranquila vida de maestros rurales y desear que sea muy feliz en el Parque de los Príncipes con ese joven uniformado.

Y no estoy dispuesto a permitir que los tozudos y millonarios hechos, la intuición futbolera, las feas actitudes de Neymar padre y Neymar hijo, la chulería de los dueños del PSG, las risitas de los madridistas después de destrozarnos en la Supercopa de España y la cara de rey pasmado de Josep María Bartomeu me la estropeen. He dicho.

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