La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tropezones

Colapso ecológico

He mantenido con mi yerno, preocupado por los permanentes atentados a la biodiversidad, animadas discusiones sobre su importancia en el equilibrio de los sistemas ecológicos.

Es indudable que la riqueza de especies naturales en flora y fauna constituye una garantía a la hora de facilitar el indispensable juego de pesos y contrapesos necesario a la sostenibilidad de los ecosistemas. Veamos por ejemplo lo que puede ocurrir si se prescinde de toda salvaguarda en ese sentido, en el sangrante caso de los renos de St. Matthew, que me comenta mi yerno.

St. Matthew es un inhóspito y gélido islote de unos 150 km2, tutelado por el centro de estudios de la naturaleza de la universidad de Alaska, situado en el mar de Bering, y próximo al continente ruso.

En el año 1944 se introdujeron en la isla 29 renos, 4 machos y 25 hembras, cuya población se encargó de monitorizar el servicio de guardacostas americano. Pese a los escasos recursos alimenticios del islote, principalmente yerba y líquenes, el rebaño fue prosperando, progresando la población exponencialmente, alcanzando los 3.000 ejemplares en 1960 hasta llegar a los 6.000 en el año 1963. Pero tras el crudo invierno 63-64 la siguiente prospección a la isla puso de manifiesto una verdadera hecatombe. De los 6.000 ejemplares, tan solo quedaban 42, casi todos hembras.

Estaba meridianamente claro que el origen de la desaparición masiva de toda la cabaña de renos en tan sólo un año estaba ligada al desequilibrio del ecosistema insular. Había sido suficiente un invierno extremo, ocultando bajo la nieve el indispensable y mermado forraje de los pobres animales, para terminar con toda la población, ya debilitada por el paulatino agotamiento de su sustento.

Por supuesto que este fenómeno de introducción de una nueva especie en un hábitat insular y las consecuencias de crecimiento desaforado y súbita extinción se han constatado en otros casos, siempre ligados a la deficiencia de factores autorreguladores de la población y a la limitada respuesta de adaptación del ecosistema.

La escasa disponibilidad de alimento, unida a la interacción de los factores climáticos, fueron las causas determinantes del mecanismo de regulación poblacional de los renos de St. Matthew.

He aquí un ejemplo clásico -y drástico- de colapso ecológico por falta de la indispensable biodiversidad garante de la autorregulación poblacional.

De todos modos no pasaría yo por alto la aportación de mi nieto, atento a toda la discusión sobre los pobres renos. "Abuelo, yo creo que no se murieron de hambre, sino que se los llevaron los cuatreros rusos".

Pues es cierto, el estudio de la universidad de Alaska no mencionaba dicho posible factor exógeno de control de la población. Habrá que advertírselo.

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