Trece años conviviendo con la heroína que la llevó al delito y de ahí a la cárcel. Hace unos días comimos juntas. Ya todo está en orden; ha cumplido su condena y lo que todavía es mejor, está libre de drogas. Valiente, realista y conocedora como pocas de lo que es capaz de hacer la adicción a las drogas. Barbaridades. Siempre que quedamos hablamos de sus peripecias, algunas de las cuales por razones profesionales he vivido a su lado. Viajes y escondrijos. Cómo sería que en uno de sus líos más sonados acabó en Madrid sentada en un magazine de Antena3, una provocación para la policía de Canarias que le pisaba los talones. De vuelta a Gran Canaria fuimos detenidas en el aeropuerto. Ella porque estaba en busca y captura y había salido en una cadena nacional como la quien se bebe un vaso de agua y yo por encubridora. Nada. Una furgona se la llevó a la prisión de Tahíche (Lanzarote) y yo a casita gracias al abogado de La Provincia que me sacó del furgón. Pero no la dejé sola. El cheque llegó a sus manos.

¿Peripecias juntas? Todas las que se imaginan. Al personaje lo buscaban, ya lo he dicho. Una amiga me puso en su camino hasta localizarla hecha una piltrafa en una casa/fumadero del Cono Sur. Un saco de huesos, adormilada en una silla. Nunca olvidaré la entrada en aquella vivienda inmunda, con una docena de toxicómanos en el suelo compartiendo droga y muerte. Nadie preguntó quiénes éramos; estaban en otro mundo. Por intuición abrí una puerta y allí estaba la prófuga. Alta, flaca, ojos turquesa, batín a juego, fumando crack. Adormilada. Me senté y en menos de cinco minutos la convencí. "La policía te busca", dije enérgica, "anda, vente conmigo, sal de aquí". Sabe que no miento. Hablamos en el coche. Estaba aterrorizada, no tenía ni dinero, ni familia, nada. Hicimos un reportaje que salió al día siguiente y entonces el enfado de la policía ya fue monumental pero comenzaron a llover ofertas de tv para que lo contara todo. Pero era lo que queríamos. El salto a la tv fue inmediato; esa misma tarde estábamos en Madrid con una buena exclusiva que le sirvió para pagar al abogado. Cuando la conocí hace 13 años era un cadáver. Hoy repudia las adicciones, es otra persona. A veces se acerca a zonas marginales y habla de su vida y resurrección, "pero no hacen caso".

Como hizo ella.