El mundo canario como indisciplinado y alegre ejército de hormiga tomó ayer senderos y carreteras de corto o largo camino hacia la villa mariana de Teror pasando supuesta lista moral con un medido santiguado y respetuosa mirada ante la Virgen del Pino.Es el día en que pueblos, hombres y mujeres, materializan su ofrenda a la Santa Patrona. Llegados a este punto . Día grande.

A gentes mayores de tiempos tan pasados como los míos podrías preguntar otrora. ¿Recuerdas cuando por pequeño y lejano no podías estar presente hoy en Teror? ¿Recuerdas que entonces con muchos hijos y pocos medios no te podías trasladar?

O, porque, ¡cosas de la vida!, siendo amante y creyente de la Virgen y la tradición trabajabas lejos y no podías venir? O, ¿estabas enfermo y en cama pagando con pena grande tu imposibilidad? ¿Recuerdas otro tiempo en que aun queriéndolo fervientemente no podías estar en Teror?

No todos los entonces mayores pueden recordar y responder ahora porque algunos ya ni están. Es cosa de hace muchos años. Antes de llegar la televisión, que al fin llegó, plantó su unidad móvil en la plaza del Pino y hasta allí nos llevó a todos mirando desde la pantalla de los televisores. Las juventudes que les siguieron, como las de ahora, absorbidas que están por la escalada de artilugios que oyen cómo les habla el metal, o les hace la cama un robot, junto a otra escalada de asombrosos acontecimientos en cada vez más corto espacio de tiempo, dejaron como sepultado en cierto modo aquel episodio televisivo tan tiernamente ligado a la Virgen del Pino, o, por mejor decir, a sus fieles que siguen siendo.

Y es una pena que sea sepultura silenciada o ignorada por cuanto significó el novedoso gesto de información hasta aquel momento no utilizado en las islas.

Por eso se hacía antes la batería de inocentes preguntas aparentemente sin importancia.

¿Recuerdas otro tiempo cuando aun queriéndolo fervientemente no podías estar en Teror?

Así fue hasta que un septiembre de 1970 se produjo el milagro o novedad para nuestro archipiélago. Que el ser humano escudriñando realidades las va destapando en nombre del progreso.

La Televisión Española en Canarias había comenzado aquel mes de septiembre a difundir en directo por primera vez aquello que durante tantos años estuvo deseando ver el canario y lo que volvió a ver ayer en ese y otros servicios de información ¡Gracias Televisión¡ Es lo que inevitablemente se nos ocurre escribir porque ¡Cuánto tiempo ha pasado sin que nadie, en momentos como este, haya sentido el deseo de alguna mención sobre la resonancia religiosa canaria con aquella tu conquista, que lo fué. Era la primera vez, como luego en otros temas, que todo el pueblo canario, como ayer, al mismo tiempo y hora, pudiera meterse en el corazón de la Villa Mariana . Quizá sea porque al juguete mágico que aquí tuvimos poco después que en el resto de España, fueron uniéndose tantos otros que igualaron o eclipsaron a la propia televisión.

Pero aparte de la tradicional y valiosa labor informativa de prensa y radio que lo contaban y siguen contándolo todo con detalle, este ofrecimiento a los cuatro vientos del archipiélago hasta donde llegó la señal ,fue el impacto religioso del año. Con ello se borraban todas aquellas preguntas del ¿recuerda la pena de no estar , no poder, guardar cama, lejos, enfermo o en el hospital, en el trabajo o cuidando a sus hijos pequeños o viejitos impedidos.? Nada de eso podías preguntar ayer porque nadie estaba ausente. Los vemos juntos emitiendo su saludo, oyendo las canciones de su pueblo y el de los veintiún pueblos hermanos, portando ofrendas con frutos de su tierra y su alma. Así ya viene siendo desde hace sesenta y siete años, tiempo aquel en que un grupo de principiantes profesionales de la televisión, con el apoyo de las autoridades del momento, habían descorrido el telón, y el escenario, descrito siempre con palabras de radio y reportajes de prensa como éste, aumentaba la ocasión de vivirlo en movimiento desde su pueblo viendo cómo acercan sus dones y veneración hasta Teror. Valía recalcar y recordar hoy que aquella fecha fue la primera en la que por Televisión y en directo, el espectador, el joven y el viejo canario, el feliz y el doliente, el vecino o ausente, participaron, como hicieron ayer y desde donde quiera que estuvieran , ofrendando lo mejor de sí a su Patrona Canaria la Virgen del Pino.