Es sabida la inmensa fortuna que tiene Maduro en Miami, proveniente de la corrupción y tráfico de estupefacientes, así como muchos de los que colaboran con él; la minoría de la población que aplaude a Maduro no necesita hacer cola para pasar la frontera a Colombia en busca de alimentos; por eso le aplauden; de lo contrario no lo harían, ni estarían al lado de Maduro, sino en la oposición: todos ellos tienen un puesto de trabajo bien remunerado y han de mantenerse fieles a ese Gobierno nefasto, o pierden lo que no percibe el resto de la población desesperada. Ahí está la clave del drama venezolano. El pueblo no le importa a Maduro lo más mínimo, ni a su pequeña cuadrilla, solamente busca sus propios intereses personales. La insurrección de unos militares (que son más de los que aparecen en la foto) y la reacción internacional hará que caiga Maduro más pronto que tarde. Y si no, al tiempo.