La Unión Deportiva Las Palmas, con Quique Setién al mando, era un equipo de autor. Se le identificaba de lejos. La pelota no era un elemento extraño y todo el mundo se ordenaba sobre el césped alrededor del balón. Esa idea era santo y seña de un conjunto que dejó momentos dulces, que permitió soñar durante unos cuantos meses a su hinchada, pero que tuvo epílogo sombrío de tanto acumular -a partes iguales- derrotas y desgana.

Aquel equipo ya es sólo un recuerdo. Han servido tres jornadas de Liga -las dos primeras resueltas con dos buenos sustos al caer ante Valencia CF y Atlético de Madrid- para que el plan que tiene Manolo Márquez para guiar a la UD Las Palmas por Primera División con cierta solvencia marque algunas distancias con la idea de Setién. A falta de resolver qué fue primero -la intención del técnico catalán o las prisas generadas por las derrotas-, en La Rosaleda, ante un triste Málaga CF, la Unión Deportiva eligió el pragmatismo frente a todas las cosas.

A veces no le importó renunciar a la pelota. En otras dio señales de autoridad al contragolpe. A ratos no le quedó otra que ver venir al rival. Y en otros jugó con la desesperación del adversario. En algunas ocasiones se perdió en la espesura por no saber muy bien qué hacer. Y en otras se lanzó a degüello contra un contrincante encogido por sus propios miedos. Pero en medio de ese pequeño caos, entre tanta duda y tantos vaivenes, eligió la pegada para sobrevivir y la apuesta resultó ganadora.

La UD Las Palmas fue, casi siempre, lo que quiso -y lo que pudo hacer- Jonathan Viera sobre el terreno de juego. Fue un equipo ramplón cuando a Viera, desconectado del juego, no le quedó otra que descolgarse hasta el centro del campo para entrar en juego. Y fue otra cosa más brillante -y efectiva- cuando el mediapunta rondó cerca del área del Málaga.

Si todos -directiva, técnicos, aficionados, prensa- han bautizado este proyecto como el equipo de Jonathan Viera, entonces sólo hay una salida: que el futbolista reciba la pelota muy arriba, siempre cerca de la portería del rival de turno, y cuando esté rodeado de tipos como Calleri, Halilovic, Rémy o Tannane. Porque otra cosa, tal vez no, pero de talento y calidad esta UD Las Palmas va sobrada.

En La Rosaleda, ante un Málaga CF menor, con eso le bastó a la UD Las Palmas para ganar. No fue brillante ni elegante, pero sí tremendamente efectiva. A partir de ahí, queda por despejar una incógnita: si con eso es suficiente para resistir sin muchos agobios en Primera División. Igual tenía razón Picasso, que en su día afirmó que "el principal enemigo de la creatividad es el buen gusto". Palabra de genio.