La Provincia - Diario de Las Palmas

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Reflexión

Recuperación con cautela

Desde hace muchos años, tengo un amigo en la costa mediterránea con un fino sentido del humor y de la ironía. Desde siempre, cuando se le pregunta sobre su habilidad para la natación, responde que es capaz de nadar la mitad que un pez. "Un pez nada hacia arriba y hacia abajo, yo solo soy capaz de nadar hacia abajo", responde.

Esta frase me ha venido repetidamente a la mente durante los últimos diez años, desde que estalló la crisis financiera-económica, en agosto de 2007. El PIB de la economía española fue negativo durante algunos de ellos hasta llegar a una caída del 4,9%. Pero lentamente, el pulso se ha ido recuperando, consiguiendo nadar hacia arriba y empezar a flotar.

En 2012 se nos proporcionó un decisivo y critico flotador, de la mano de Mario Draghi, al pronunciar la conocida frase "haremos lo necesario para salvar al euro". A continuación y durante los años posteriores, fueron apareciendo otros de gran calibre, como la compra masiva de deuda y bonos por parte del BCE, siguiendo la política de la Reserva Federal de EE UU.

A ello se unió la bajada de tipos de interés, el descenso en la cotización del euro, los bajos precios del petróleo y el cierto alivio en la exigencia de austeridad fiscal por parte de la Comunidad Europea.

Todos estos factores, conocidos como "vientos de cola", establecieron la base para empezar a nadar con cierta agilidad y fluidez, haciendo crecer la confianza en la economía.

A estas medidas, venidas del exterior, sin influencia en su determinación y ejecución por nuestra parte, habría que añadir las reformas y ajustes establecidos internamente desde nuestro país.

La empresa Deloitte elaboró recientemente un estudio para un importante medio de comunicación español. En el mismo participaron directivos de más de 250 compañías, con alrededor de un billón de euros de facturación, ofreciendo empleo a unas 800.000 personas.

Según estos empresarios, las variables que más impactan en la economía española son, por este orden: Turismo internacional, tipos de interés y precio del crudo, en los tres primeros lugares. Las medidas económicas y fiscales del Gobierno solo aparecen en sexto lugar. Dan mayor relevancia al impacto de la economía de los países europeos y al tipo de cambio del euro.

Con esta situación de base y a pesar de las posibles consecuencias del Brexit, la falta de gobierno estable durante varios meses, el temor por la deflación (ya desaparecido) y la preocupante situación geopolítica, la economía española va a crecer este año a tasas superiores al 3%. Aunque arrastrando precariedad en el empleo y una muy alta deuda pública.

Sin embargo, creo que hay que tomarse el tema con mucha cautela porque algunos de los vientos de cola que han influido tan positivamente en nuestra economía pueden moderar su efecto en un futuro más o menos próximo.

El euro ha subido su cotización en los últimos meses, la política monetaria del BCE incidirá más en el rigor monetario, implementando variaciones en la compra masiva de deuda, que se moderará hasta desaparecer; los tipos de interés tendrán tendencia a subir, y la inflación empezara a encarecer un poco más los precios ralentizando el consumo.

Del estudio antes mencionado, se desprende que el turismo internacional ocupa un lugar preponderante y prioritario entre los empresarios por su impacto en la economía. Espero y confío en que los recientes atentados terroristas en Barcelona tengan un efecto mínimo o nulo, y que sirvan como un aprendizaje para reforzar nuestro efectivo sistema de prevención, desarrollado durante muchos años, en la lucha contra el terrorismo.

El turismo se enclava dentro de la partida de exportaciones y me parece que sería muy importante

resaltar el extraordinario papel que en este capítulo exportador está teniendo la exportación de servicios no turísticos de alto valor añadido.

Según leí recientemente en un artículo de un reconocido catedrático de economía, el valor de estas operaciones han pasado de ser casi nulo en 2008 a más de 14.000 millones en 2016. Significa más de un tercio de los ingresos por turismo. Incluye servicios como ingeniería, consultoría, finanzas, servicios técnicos, Investigación y Desarrollo, etc.

También pone de manifiesto que la competitividad en estos sectores ha mejorado de manera muy notable desde 2008 (incluso antes de la reforma laboral) y hay que seguir potenciándola. La precariedad laboral y los bajos salarios jugaron probablemente su papel durante la crisis, pero pueden dañar la progresión prevista del crecimiento. Existen otros factores que frenan la competitividad de la empresa y en los que convendría también focalizarse.

Los expertos económicos han subrayado en infinidad de ocasiones que los frenos al crecimiento y la competitividad vienen dados, entre otros factores, por la escasa dimensión de nuestras empresas y la insuficiente calidad media de la gestión empresarial.

En general en nuestro país siguen predominando la empresa jerárquica y tradicional, sentada sobre principios caducos. Este es el modelo clásico que cercena la autonomía de los empleados e impide su motivación y desarrollo.

Desde mi punto de vista existen tres modelos de gestión en el campo de los Recursos Humanos. Uno es el que acabamos de ver, implantado después de la segunda guerra mundial, que persiste de manera significativa y se basa en el control de las personas. Otro es el modelo de gestión o "management" basado en el control de procesos. Y un tercero es el modelo de Liderazgo centrado en una visión motivadora de la empresa, sentada sobre unos valores críticos, el desarrollo personal y el trabajo en equipo. Pero todo ello puede ser objeto de reflexiones posteriores.

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