La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Razón de Estado

La razón de Estado debe tener momentos dolorosos, aunque Rajoy lo disimule: tras la jarana de Cataluña reapareció cuarteado por el delirio de las porras y sumido en el mejor laxante para autojustificarse -se ha hecho lo que se tenía que hacer- . La entronización de la ley frente a las hordas suele ser narcotizante, puesto que corifeos y banderilleros levantan un telón rojo carmesí en plan cerramos el cabaré, digo la nación, que es nuestra. De Gaulle, en Mayo del 68, temió que los hijos de los burgueses danzaran sobre una hoz y un martillo, y se hicieran con los medios de producción en un proceso inequívoco de colectivización. El presidente galo, finalmente, entendió que su razón de Estado se encontraba gripada y convocó elecciones anticipadas para destensar la magnificencia de las barricadas. ¿Ha pensado Rajoy en dimitir? ¿Le ha pasado por su cabeza la idea de que quizás son él y su partido el obstáculo para una salida airosa para la crisis de Cataluña? Yo lo veo inimaginable, dado su convencimiento intestinal de que hace lo que tiene que hacer, frase camino de abarcar cualquier frontispicio memorable, e intratable frente al menor atisbo de error. Rajoy tiene entre sus manos algo tan difícil como es controlar el orden público alterado por un fanatismo independentista trufado de las más viles añagazas del nacionalismo. Y de vuelta a la razón de Estado recordar aquí lo egocéntricos que fueron los nacionalistas catalanes con la República, que en una Barcelona a punto de caer sólo pensaban en su patio particular, o sea, en sus competencias. En una carta a Corominas (ERC), presidente del Consejo de Estado, Negrín se muestra asqueado de todo: Companys exige y exige. Y mientras Cambó, catalanista tradicional, espiaba para Franco a cambio de endulzar su ombliguismo: sacarle al lobo -ingenuidad aparte- su nación.

Compartir el artículo

stats