Sería pueril no considerar los intereses desestabilizadores que propicia el neonazismo, que está ganando terreno día a día en Europa. La meticulosa preparación de los actos del referéndum golpista vino acompañado de una serie de ingredientes que pueden indicarnos la penetración de agentes nazis en la política española, algo que no es nada nuevo.
Cataluña se ha convertido en la punta de lanza, fracasado el escenario desestabilizador que supuso Euskadi. Cataluña es un campo de estudio de sumo interés para evitar que Europa arda. Se quiere dominar a España, acompañados de Euskadi, Galicia, Valencia y Baleares (hay que ampliar el proyecto para encandilar a la gente).
En esta escenificación el fútbol como catalizador ha servido para vaciarnos la cabeza de cualquier atisbo de capacidad de análisis. Es una droga más dura o igual que la heroína. La cara de Mas, cuando el partido del Madrid-Barcelona se iniciaba con banderas que ocupaban todo el graderío, era orgásmica, lo escenificado, un calco del congreso de Núremberg, y aquello un ensayo general que preconizaba tiempos de gloria, que se han cumplido o se están cumpliendo. La invasión del ejército es lo único que puede hacer despertar a Cataluña de esta pesadilla de obnubilación evidente. La realidad la han convertido en un cómic cruel y trágico.
La situación de miseria del sur en su invasión del norte, una vez que su territorio ha sido saqueado, se convierte en una mano de obra barata para la Europa opulenta y también para exista un eje del mal que se ejercita en la crueldad y en la falta de solidaridad. Reinventándose una supuesta o endeble superioridad racial.
Europa vive el sueño de desbancar a los Estados Unidos y eso le va a exigir que pierda muchos escrúpulos que barran con viejos ideales y sueña con cualquier sujeto que los libere (Puigdemont y Junqueras son sujetos mediocres y falsarios como lo fue Hitler, Stalin e incluso Lenin). Estamos viendo cómo dirigentes catalanes poseen tics típicos del nazismo y estamos viendo cómo la candidez popular es auténticamente devorada por nuevos mesías.
Un país, devorado por la corrupción en el que un presidente de la Generalitat amenazó a todo un parlamento con tirar de la manta, y los sucesores del viejo capo temblaron, hoy se han hecho con el poder ante la inacción liberal mojigata (la pretensión de Sánchez de que se dialogue con Puigdemont, un delincuente, es vergonzosa).
La amenaza de que exista una investigación profunda, seria, de los dirigentes de Generalitat con los cerebros del totalitarismo basado en una superioridad genética, interesa. O sea, una investigación del procés es digna de tenerse en cuenta para cerrarle el paso al nazismo, por lo menos en España, esa debería ser nuestra responsabilidad. Lo ocurrido en Alemania en los años treinta ha sido estudiado en profundidad para vendernos una mercancía que aparentemente no tiene paralelismo o parecido con lo que ocurrió en los años treinta y cuarenta. Fue un fantasma que pocos lo vieron venir y que pocos en profundidad o seriamente lo estudian. Tan sólo intelectuales alemanes se han acercado con bastante acierto al fenómeno nazi (en España no se distingue nazismo de fascismo, haciéndose un tótum revolútum indigerible, y así nos va). Todos los pueblos de Europa que practicaron el colonialismo en África y Asia pueden caer.
La manipulación de las personas (la candidez) que usan los lobos es realmente admirable. Hay que alagar a las masas planteando seres superiores o de segunda o tercera generación, todo sustentado en una cultura sofista y supersticiosa que garantiza la felicidad.
La cultura es lo único que puede liberarnos. Un nuevo Renacimiento es lo único que puede ahuyentar al viejo fantasma de caos. Puigdemont y Junqueras y Mas son unos enfermos que deben ser juzgados o considerados como traidores a la especie humana. España está enferma. Este gente está en un partido de fútbol, borrachos de adrenalina, endiosados, mesiánicos.
