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Dios no ha muerto, se está reiniciando

El ser humano no puede estar sin dios ni patria. Es que no se aguanta. Qué cansino. El nacionalismo no deja de fabricar patriotas por doquier y la irracionalidad no cesa en su afán por encontrar dioses tutelares que nos saquen las castañas del fuego. Cuenta The Guardian que un exingeniero de Google experto en tecnología de coches autónomos acaba de fundar "una corporación religiosa sin ánimo de lucro" llamada Camino al Futuro, cuyo objetivo es "desarrollar y promover una divinidad basada en la inteligencia artificial y que, mediante la comprensión y la adoración de esa divinidad, contribuir al mejoramiento de la sociedad". El profeta de esta religión se llama Anthony Levandowski y antes de ponerse buscar a Dios ente los pucheros tecnológicos fundó una compañía de camiones autoconducidos llamada Otto, que posteriormente adquirió Uber. Levandowski, al parecer, había creado su empresa gracias a los secretos comerciales robados a Google para desarrollar la tecnología de camiones sin conductor. Así que el profeta del nuevo dios tecnológico llega con pecadillo original.

Cita el rotativo inglés al historiador israelí Yoval Noah Harari - bestseller por sus libros Sapiens y Homo Deus- para argumentar que los dioses van cambiando según la tecnología: "Las deidades agrícolas eran diferentes de las que tenían los cazadores-recolectores y por eso también los campesinos y los obreros fantasean con paraísos diferentes. Por eso las tecnologías revolucionarias del siglo XXI son= más propensas a generar movimientos religiosos sin precedentes que a revivir credos medievales". Harari sostiene que para evitar convertirse en algo irrelevante, las religiones mutan con los avances tecnológicos y se adaptan a los dilemas de sus creyentes. Y un ejemplo de esa nueva religión creada por los avances tecnológicos sería el concepto de "singularidad" que ya están abrazando los nuevos creyentes. Y esa singularidad se refiere al advenimiento de una inteligencia artificial general, una máquina que sea capaz de automejorarse y generar un ciclo donde las máquinas, haciendo máquinas cada vez más inteligentes, acabarían superando la capacidad intelectual humana y, en definitiva, tomando el control. La tesis narrativa de la saga de ciencia-ficción Terminator, vamos. Y ese advenimiento de la singularidad llegará sobre 2030, dicen sus profetas. Zoltan Istvan, líder del Partido Transhumanista de Estados Unidos, cree que caminar hacia la singularidad tecnológica es caminar hacia Dios: "Dios es pura inteligencia organizada, existe como la más poderosas de las singularidades, atraviesa el universo a través de la manipulación subatómica de la física". Está muy contento, porque este Dios basado en la Inteligencia artificial va a ser "más racional y atractivo" que los que ahora tenemos. No será el Dios "sádico" de la Biblia, asegura. "Este Dios realmente existirá y hará cosas esperanzadoras para nosotros". Dios no ha muerto, se está reiniciando. Ay.

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