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artículos de broma

Eficacia en el trabajo

La parte alta de las páginas web de los periódicos muestra cómo es la vida y la baja cómo debería ser. Desciendes de las catástrofes y guerras del mundo hasta los conflictos nacionales (ahora, intranacionales), llegas al bulevar de la fama donde se ve a las celebrities y, más allá, las páginas pasan a decirte cómo vivir.

Como soy un desastre, leo todas las listas para ser mejor. Empiezo por las de ser más eficaz en el trabajo y sigo por las de la alimentación, la más apremiante de las necesidades que me obligan a trabajar.

Lleva tres cuartos de hora repasar y preparar la lista diaria para ser eficaz. Salto la indicación de ser proactivo (llevar la iniciativa) porque con atender estos deberes ya voy apurado. Y la de planificar a largo plazo porque planificar a corto se zampó 45 minutos.

No puedo distraerme pero cada hora debo dar un paseo de 5 minutos. ¡Hasta ahora, tarea!; vuelvo en 5 minutos, cliente, paciente, informante. ¿Dónde iba? ah, sí, en una tarea que debería haber terminado, según el planning, de no haber tenido que salir a andar. Por eso recomiendan no ser perfeccionista.

En 8 horas de trabajo se han ido, andando, 40 minutos. Dentro de media hora es la comida: debo salir a correr durante 30 minutos. Nada de llegar a la mesa con hambre, ese síntoma de malos hábitos alimenticios. Hay que comer 5 veces al día sin sentir hambre. También hay que beber sin sed ("por vicio", decían cuando todo se hacía por necesidad). Hay que comer sintiendo qué comes dedicándole un tiempo pleno.

Ser eficaz en el trabajo apenas deja tiempo para trabajar. ¿Y descansar? Un sueño reparador lleva 8 horas y una siesta, 20 minutos. Si lees los libros de la lista imprescindible y ves las series de las que todo el mundo habla no te quedará tiempo para el poliamor.

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