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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Incendios y terrorismo

Si atendemos el componente de terror que yace en la acción terrorista, los incendios masivos que se han desatado en Galicia bien podrían formar parte de una nueva modalidad de violencia organizada a la que los expertos tendrían que buscar razones. Sean los motivos que sean, los que activan la espoleta del miedo conocen perfectamente el carácter aterrador que lleva consigo el fuego: un reguero de destrucción instalado en la memoria colectiva de los pueblos, sometidos a través de las llamas a un contrincante bélico superior. La tragedia que se ha desatado este fin de semana aparece en escena con un formato poco usual. Ya no es el territorio rural, sus desdichados bosques o las casas y sus animales domésticos, los que sufren el embate imparable del fuego. Tampoco es sólo un repertorio de imágenes televisivas que nos tratan de acercar hasta el salón de casa lo que ocurre en los campos, donde los servicios de bomberos luchan de manera denodada contra las lenguas de fuego. No, ahora está en el borde mismo de las ciudades, incluso ha prendido en solares abandonados entre edificios. Igual que en una pesadilla futurista -o hasta hace poco lo era- desaparece el sol del cielo por un manto oscuro de humo. Hay que cerrar las ventanas para evitar efectos nocivos para la salud. Y todo ello debido a que es la ciudad la que está siendo asediada por el Apocalipsis; los vecinos temen por su seguridad; están en estado de shock al palpar que el fuego consume los troncos y ramas de los arboles del parque urbano al que llevan a jugar a sus hijos... Por primera vez, tras la eclosión de fuegos diferentes en Galicia, se ha empezado a hablar de un terrorismo vinculado a los incendios y con un potente ingrediente de terror. Ahora habrá que averiguar qué les motiva a hacerlo.

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