La Provincia - Diario de Las Palmas

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Gente Corriente

Guantazo al crecimiento

Todo está paralizado. Los grandes asuntos se han colocado en lista de espera. Presupuestos estatales, reforma de las pensiones, medidas laborales, financiación de servicios fundamentales? todo, absolutamente todo, porque unos secesionistas han decidido que si mueren, lo harán matando.

Claro que tenemos un problema territorial de dimensiones estratosféricas, pero será pequeño si permitimos que se prolongue y se enquiste. El pasteleo tiene un límite y el código rojo ya está aquí con el serio aviso de un clamoroso guantazo al crecimiento.

No es sólo que el Gobierno de España tenga que rebajar las previsiones económicas para 2018. Ni tampoco que el FMI advierta de un retroceso. Más allá de las magnitudes macro y de la parálisis pública, pídele tú a un pequeño empresario que siga adelante y que no tenga miedo.

El miedo, además de libre y contagioso, es un gran condicionante de la economía. Un índice intangible que influye por encima de otros factores. Nos bloquea y nos paraliza hasta el extremo de ponernos en posición fetal.

Lo acabamos de vivir. El miedo engordó la Gran Recesión de la que todavía estamos saliendo. Retrae el empleo, el consumo, la inversión y, sobre todo, retrasa las decisiones de empresarios y familias hasta verlas venir.

Ese temor lo desencadena la desconfianza y la incertidumbre, algo que puede instalarse rápidamente en la economía nacional si el Gobierno de España no zanja el asunto catalán con firmeza y prontitud.

Agilidad y habilidad frente a un bloque independentista que busca tiempo para recuperarse de dos grandes golpes: el rechazo de la comunidad internacional y la huida de empresas que han salido de allí sin mirar atrás.

Una prueba evidente de cómo se comporta el capital cuando las cosas se ponen chungas. Ya saben, el dinero prefiere estar en los cuarteles que en primera línea del frente.

Con este antecedente, tenemos ahora un grave problema territorial pero otro peor en cola: el fantasma del frenazo económico. Sobre todo teniendo en cuenta que gran parte del crecimiento actual se lo debemos a factores externos que igual que vinieron también pueden desaparecer.

Son esos vientos de cola como el bajo precio del petróleo, el turismo que nos llega prestado de otros destinos ahora inseguros o las políticas expansivas del Banco Central Europeo.

Y lo que le faltaba a esta vulnerabilidad es que los grupos políticos de este país no tengan puesta ni una sola de sus neuronas en asuntos como el empleo, el empuje a la actividad o cómo salvar las pensiones.

La recuperación no ha finalizado. Nada más lejos. Sobre todo porque el crecimiento está siendo injusto y desigual y siempre somos los mismos los que tenemos la cara puesta para recibir los guantazos de las crisis económicas.

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