Cataluña es una gran nación y los catalanes, muy catalanes y mucho catalanes" dijo Puigdemont. Soraya miró a Rajoy, y luego otra vez al televisor. Luego otra vez a Rajoy. Puigdemont prosiguió con su discurso "son los vecinos los que eligen la república y es la república la que elige a los vecinos, la república".

-Eso es que ha declarado la independencia, ¿no?-. Preguntó Rafael Hernando- la acaba de declarar, ¿verdad?

Pero nadie contestó. La sala de emergencias estaba repleta, todos mirando a la pantalla. Tensos. Puigdemont era el protagonista y concluía con esta frase "el diálogo no es cosa menor, o dicho de otra manera es cosa mayor. Fin de la cita". Cuando acabó la emisión la pantalla se quedó en negro, pero nadie apartó la mirada.

-Que alguien me explique lo que acaba de pasar- dijo el presidente. Se quitó las gafas para limpiarlas con un pañuelo de seda.

-Creo que acaba de declarar la independencia en diferido-. Cospedal respondía como para sí, seguía mirando la pantalla.

-¿Eso es posible? ¿Se puede independizar más tarde?

La falta de respuesta cargó aún más el ambiente. Al final asumieron que no tenían ni idea de lo que había declarado Puigdemont.

-Vamos a enviarle un guasap y que nos diga, porque esto es absurdo. A ver, voy a dictar: Como presidente del Gobierno asumo, al escuchar su declaración, la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que se suspendan los efectos de este artículo para que nos explique si acaba de proclamar algo o no.

Enviaron el mensaje y apareció el doble check azul. De repente el presidente tuvo una revelación. El doble check eran gaviotas y el azul el color del partido. Eso tenía que ser una señal, nada podía salir mal. Tres horas después llegó la respuesta.

"Esto no es como el agua que cae del cielo, sin saber exactamente por qué. Una cosa es ser solidario y otra es serlo a cambio de nada ya que nosotros, los catalanes, somos sentimientos y tenemos seres humanos. Me gustan los españoles porque hacen cosas, pero a su pregunta le digo que un vaso es un vaso y un plato es un plato. Y, por supuesto, que lo más importante que puedo hacer por vosotros es lo que vosotros podáis hacer por vosotros". También les mandó el emoticono del unicornio. El presidente lo leyó en voz alta pero como si hablara en mandarín. El silencio era escandaloso.

-¿Mandamos otro guasap? -preguntó Rajoy-. ¿Le digo que hacemos lo que podemos?

-¡Apliquemos el 155 en diferido!- gritó Cospedal, que por fin transmitía su cabreo en diferido.

-¡Mandemos el emoticono de la caca! -dijo Hernando (siempre conciliador).

Y mientras, en una esquina de la sala, dos azafatos seguían el asunto con sus jarras de agua en mano, asombrados con el ambiente. Uno de ellos estrenaba el puesto ese día y no pudo seguir callado por más tiempo

-Entonces... ¿esto es la alta política?- Le preguntó a su veterano compañero, que lo miró unos segundos antes de responder en voz baja.

-Cuanto peor mejor para todos, y cuanto peor para todos mejor, mejor para ellos el suyo, beneficio político-. Luego le guiñó un ojo.

El novato no pilló ni media de la explicación y optó por estarse calladito para no meter la pata. "It's very difficult todo esto", pensó incómodo.