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Resonó en Oviedo el ideal de la unidad

Oviedo ha sido elegido por la cúpula de la Unión Europea para dar definitiva respuesta a una de las intoxicación del secesionismo catalán. Todas las tribunas comunitarias vienen reiterando que no habrá lugar en la Unión, ni en la Eurozona, para una Cataluña escindida unilateralmente de España. En la cumbre de jefes de estado y de gobierno de esta misma semana fue unánime la defensa de la legalidad constitucional española. Por si no fuera bastante, los presidentes del Parlamento, el Consejo y la Comisión de la UE acudieron en persona a recibir el Premio a la Concordia 2017, otorgado por la Fundación Princesa de Asturias. No delegaron en uno sino que fueron los tres, Tajani, Tusk y Juncker, los personalmente volcados en un testimonio categórico, por encima de toda interpretación interesada. Testimonio de presencia y de palabra, explícita en la condena de la extorsión catalanista.

La unanimidad de fondo adoptó en la forma matices diversos pero convergentes. La reafirmación doctrinaria contra el atentado al espíritu y los principios de la UE sonó en las palabras de Tusk. El error de levantar fronteras en un territorio que sigue luchando por la unidad de ideales, fue el tema de Juncker. Y el rechazo de Tajani, apasionado y vibrante, completó un posicionamiento antiseparatista que no hubieran formulado si no representase el sentir de todos los paises miembros.

Las palabras del Rey, doloridas, generosas, esperanzadas, verbalizaron admirablemente el amor a Cataluña que es común a todos los españoles. Una ciudadanía tan querida y admirada como la catalana no debe ni puede quedar a la deriva, como un verso suelto en la unidad europea, un pueblo paria ante las puertas cerradas de quienes condenan populismos y nacionalismos como enemigos irreconciliables de la democracia, anacrónica versión de lo ha causado muchas veces la ruina de Europa.

Por encima de las obsesiones y las ambiciones políticas, lo que preocupa es el negro futuro de todo un pueblo, sea secesionista o unionista. Ese pueblo tiene que despertar solidariamente de una ensoñación imposible, mendaz y manipulada por quienes persiguen su quimera al precio que sea. El aislamiento político y el abandono de los empresarios creadores de recursos y empleos ya son presentes antes de que la paranoia consume una disrrupción irreparable. El fracaso de las consignas de vaciar los cajeros bancarios es un dato de racionalidad cuando la sinrazón empieza a manifestarse en insultos y escraches que no figuraban en la agenda del proces.

En los encuentros planetarios de la Fundación Princesa de Asturias nunca se ha hecho política sino exaltación de los valores éticos y culturales. En esta ocasión tampoco hubo política sino un llamamiento a la zona más noble de la conciencia, en la que conviven, indivisibles, la razón, los afectos y la solidaridad.

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