Las Palmas de Gran Canaria es hoy una gran ciudad, con cerca de 400.000 habitantes, que cada día recibe a miles de personas procedentes de otros municipios grancanarios y que cada cada año es visitada por cientos de miles de turistas.

Activa y abierta a la innovación, Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad del siglo XXI.

Sin embargo, existe un ámbito que necesita de mayor impulso en la capital grancanaria: el transporte colectivo urbano. En este sentido, Las Palmas de Gran Canaria sigue basando el transporte público exclusivamente en la guagua tradicional, un modelo eficaz y adecuado, pero que hoy ya no puede ser el único modo de transporte ofrecido a los habitantes de una gran ciudad.

Por haber ignorado esta realidad, y a pesar de las mejoras realizadas en los últimos años por Guaguas Municipales, el transporte colectivo asume solamente el 13% de los desplazamientos diarios en Las Palmas de Gran Canaria, porcentaje que irá disminuyendo, a medida que aumenta el número de coches, si no se realiza rápidamente un cambio espectacular en la oferta del transporte urbano y en la imagen que los ciudadanos tienen de él.

Para ello, hay que saber qué espera hoy en día el ciudadano de un sistema de transporte urbano moderno. Pues bien, la respuesta es clara: rapidez, frecuencia y confort.

Rapidez significa más de 20 km/h de velocidad comercial en cualquier hora del día, frente a los 13 km/h de promedio de las guaguas actuales. Para alcanzar esos 20 km/h es preciso contar con vías exclusivas y la prioridad de paso en los cruces.

Mejorar la frecuencia implica que el usuario no tenga que esperar más allá de cuatro o cinco minutos en las horas punta, de 10 a 12 minutos en las horas valle, en las que el uso es menor. En la actualidad, sin embargo, las principales líneas de guaguas tienen intervalos que doblan estos valores.

Y es fundamental asegurar mayor confort al usuario, lo que significa estaciones cómodas, con pantallas de información, video-vigilancia y posibilidad de comunicación con el personal en caso de necesidad. Confort significa acceso fácil al vehículo, densidad de ocupación razonable dentro de este vehículo y conducción suave en el recorrido.

El Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Las Palmas de Gran Canaria estableció en 2012 la necesidad de un sistema de transporte nuevo en la parte baja de la ciudad que cumpla con esos requisitos. Un sistema que pueda atraer a un número importante de usuarios del coche particular y disminuir la congestión casi permanente del sistema vial en la ciudad, así como la contaminación asociada a esa congestión.

El sistema de transporte recomendado por el PMUS fue el BRT (Bus Rapid Transit, en inglés), sistema inventado en Sudamérica con infraestructuras pesadas para atender demandas considerables y que se está desarrollando en Europa de forma más ligera en ciudades grandes o de porte medio.

El BRT es un sistema moderno de alta capacidad, cuyo desempeño se asemeja al de un tranvía, con buses biarticulados circulando en una vía exclusiva y con prioridad semafórica en los cruces.

Frente al tranvía, el BRT tiene una ventaja decisiva: un coste de implantación dos o tres veces inferior, lo cual fue determinante en la época de mayor crisis económica. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria eligió el BRT y todas las instancias locales y nacionales aprobaron esta opción. En 2016, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) decidió apoyar el proyecto con un préstamo de 50 millones de euros, los cuales, sumados a los recursos locales y nacionales, permiten programar la puesta en servicio para el año 2021.

El proyecto BRT de Las Palmas de Gran Canaria fue denominado MetroGuagua y, hoy en día, estoy convencido de que es la solución más razonable y eficaz para mejorar el transporte público colectivo en Las Palmas de Gran Canaria.

Su implantación tendrá resultados muy positivos, a corto y medio plazo, siempre y cuando los requisitos de velocidad, frecuencia y confort se realicen plenamente.

Si es así, efectivamente, habrá muchos más viajeros en el transporte colectivo. ¿Y eso qué significa? Significa menos atascos para los usuarios del coche. También se logrará una mejora considerable en las líneas que dan servicio a los barrios, porque se podrá contar con más vehículos y se reducirán las frecuencias de paso, aumentando así los usuarios y comodidad para los usuarios de todas las zonas de la ciudad, tal y como se ha observado que ocurre en ciudades de todo el mundo que han puesto en marcha sistemas similares.

Por tanto, habrá un claro beneficio para el conjunto de los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria, tanto en rapidez como en frecuencia y confort del usuario.

Pero el beneficio podría ser todavía mayor de lo proyectado. Con el progreso tecnológico en la propulsión de los autobuses, ya están empezando a funcionar líneas, como las de Ginebra y las previstas en el Busway de Nantes, con energía totalmente eléctrica, lo cual permite eliminar la contaminación tanto atmosférica como sonora en las zonas por las que atraviesa el BRT.

Si se adopta esa tecnología, la MetroGuagua se aproximará todavía más a una línea de tranvía y Las Palmas de Gran Canaria será pionera en España en este campo.

El proyecto de la MetroGuagua constituye un reto que exige durante su realización un cuidado y una búsqueda constante de optimización tanto en los estudios de detalle (la inserción urbana, la prioridad semafórica, sistemas, etcétera) como en el seguimiento de las obras y el suministro de equipos.

El objetivo es ambicioso e innovador en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria. ¿Por qué no imaginar, entonces, que la MetroGuagua se convierta en una referencia para Europa?