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opinión

En una realidad paralela

La racha de la UD Las Palmas es terrible. Pero peor aún es el análisis que se hace desde el club y el propio cuerpo técnico. Es como si vivieran en una realidad paralela, ajenos a la situación crítica que vive el equipo. Mientras Nicolás Ortega, vicepresidente, ve mejoría, el propio Pako Ayestarán mantiene un discurso falto de crítica, ni hacia sí mismo ni hacia los jugadores. "Si ayer estaba muy convencido, hoy estoy mucho más convencido de que vamos a salir de esta situación", aseguró al término del partido, una frase que lleva ya repitiendo semanas. El mensaje que se transmite es todavía más preocupante que la dinámica del equipo.

Aunque Pako Ayestarán no es el problema, pues éste viene de lejos, se ha hartado a demostrar que tampoco es la solución. El vasco, que aseguró en la previa del encuentro que la baja de Jonathan Viera no afectaba y que "si el objetivo es la salvación, la posición no es tan complicada", no debería estar ni un minuto más en el banquillo. Mantenerle dos semanas más al frente del equipo y desaprovechar el parón para que un nuevo entrenador tenga tiempo para conocer a la plantilla, y viceversa, es un error tremendo. Uno más en una temporada en la que el club va camino de destruir una herencia sensacional y un gran grupo de jugadores por su ineficacia a la hora de elegir y tratar a los entrenadores.

La implantación de un sistema de cinco defensas es el último despropósito. Ayestarán renunció a su estilo para evitar una humillación e intentar alargar sus vidas en la UD un par de semanas más. No murió con su idea. Y el club pica el anzuelo y se conforma con un 3-0. Con un 3-0. Todo ello en el mismo escenario en el que maravilló al mundo hace ocho meses. Y sin la mejor plantilla en la historia del club.

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