En diciembre de 1889 se inauguraba en la ciudad el primitivo edificio del hotel Santa Catalina, el mismo que ahora cedida su explotacion a una nueva empresa hostelera se situó en su día en la entonces desértica zona conocida como Santa Catalina a la que le dio nombre la vieja ermita y que fue construido por la empresa inglesa Canary Island Company Limited, fundada en 1887 por varios súbditos de aquella nacionalidad, con proyecto de arquitecto escocés -no inglés ni irlandés como se ha dicho algunas veces- James Marjoribanks Maclaren (en Inglaterra signado McLaren) de cuyo establecimiento aparece como primer director Hugo Goetz y que en 1904 lo era Joseph Ratehffe Edibury cuando solicita al ayuntamiento permiso para ampliar el llamado pabellón sur con proyecto de Fernando Navarro. Para un mayor conocimiento de la historia contemporánea del Santa Catalina sugerimos la lectura del libro de Manuel Ramos Almenara.

Los expedientes municipales conservados en el HIPLP referidos a las licencias de obras se inician en 1890 por lo que no ha sido posible localizar las del primer hotel aquí historiado cuyo proyecto fue redactado por Maclaren en 1887, pero sabemos que existen los planos que, según nos ha confesado José Luis Gago Vaquero, estaban en la isla en poder de un particular, posiblemente inglés, y que él los manejó en la década de los ochenta del pasado siglo hasta que después fueron enviados a Inglaterra para una exposición, sobre los que perdió la pista. Parte de la estructura y la decoración exterior y e interior es conocido que era de madera traída de Inglaterra trabajando como principal responsable de la carpintería el ebanista isleño Luís Acosta. La dirección de las obras estuvo a cargo de un también arquitecto ingles contemporáneo de Maclaren llamado Norman Foster -¿acaso ascendiente del famoso y actual arquitecto del mismo nombre?-, con la inspección de Laureano Arroyo. La fecha de los planos podría situarse en 1887 y el comienzo de las obras poco después para acabarse a finales de 1889.

Sobre las características arquitectónicas de aquel primitivo edificio, Gago Vaquero destaca los tres cuerpos de madera en forma de U y articulados respecto al central por dos torres octogonales, mientras que Sebastián Hernández Gutiérrez señala que el autor del proyecto fue "un foribundo de la arquitectura vernacular de cualquier territorio y que para éste edificio empleó dos elementos que creía que eran característicos de la arquitectura ancestral canaria: el arco de herradura y las cúpulas bulbosas".

Pero, ¿se conoce algo más que su nombre de la vida profesional del autor del proyecto del entrañable hotel?. Creemos que no lo suficiente por las nuevas generaciones. Nos atrevemos a aventurar que Maclaren conoció el solar pues pudo viajar al menos una vez en uno de los "Castle" del naviero de aquel país de finales del siglo XIX sir Donald Currie (para el que trabajó y del que se convirtió en su protegido), pues precisamente en mayo de 1887 fondeó en El Refugio el "Dunbar Castle" de Currie en viaje a Africa del Sur. Es muy posible que fuera el mismo Currie, (fundador de la naviera Toe Castle Packet Company, que en 1900 se fusionó con otra de la que nació la Unión Castle Line) que debió mantener relaciones comerciales con la empresa constructora del hotel, quien pudo recomendarlo para el diseño de los planos, pues nuestro puerto era escala obligada de sus barcos considerando necesario que los viajeros en sus estancias y paradas gozaran de las excelencias y comodidades de un hotel de aquellas características

James Maclaren nació enero de 1853 y fue hijo de Johan Maclaren y de Janet Downie y a los 15 años se trasladó a Londres para trabajar, iniciándose como ayudante del también arquitecto Richard Coad quien lo recomendó para su ingreso en la Academia Real de Arquitectura en 1876. En 1884 se asoció con Coad hasta que en 1887 se establece con un despacho independiente en la calle King William de Londres, año en el que gana un concurso para la construcción de la escuela de Stirling, patrocinada precisamente por el naviero Currié. Se le consideró en su época como un "arquitecto de gran formación e iniciativas" cuya escuela influyó en otros profesionales, entre ellos uno de sus alumnos, sir Robert Lorimer. Realizó proyectos para varios condados escoceses e ingleses y en la actualidad, un hotel de montaña en la calle Spittal de Stirling fue con anterioridad escuela secundaria diseñada por él. Maclaren enfermó de tuberculosis en 1888, enfermedad con antecedentes en su familia, falleciendo a los 37 años de edad en octubre de 1890, casi un año después de inaugurarse el hotel.

El Santa Catalina continuó funcionando que en la década de los veinte pasado siglo lo adquirió el ayuntamiento en uno de los dos mandatos de la alcaldía de Mesa y López, que compró igualmente los solares al sur y en la trasera sobre los que, en la actualidad, se encuentran el Pueblo Canario, el Museo Néstor y el Parque Doramas. En 1944 se derribó para levantar por el llamado Mando Económico el actual edificio con proyecto de Miguel Martín Fernández de la Torre, que fue inaugurado en 1951.