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Fernando Canellada

Miguel Fernández-Palacios, en la cumbre de la OTAN

Miguel Fernández-Palacios Antonio Marrero Quevedo

La cumbre de la OTAN en Madrid, que centrará esta semana la vida nacional, que trae al presidente de EE UU a la Moncloa, cuenta con un protagonista grancanario de excepción.

El diplomático Miguel Fernández-Palacios ejerce como embajador Representante Permanente de España en el Consejo de la OTAN desde el 27 de julio de 2018. Ya se le ha visto junto a Joe Biden en algunas reuniones de la Alianza Atlántica tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania. Ahora llega su semana.

Nacido en 1965, en Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Fernández-Palacios, ´con una excelente educación formal, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, pertenece a la carrera Diplomática desde 1994.

Apasionado por su Isla y su ciudad natal, perspicaz y observador como pocos, escritor fecundo y con públicas inquietudes culturales, ha ejercido en las embajadas de España en Argel, La Haya, Tegucigalpa y en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea. Fue embajador de España en la República Democrática del Congo y en Etiopía, así como Representante Permanente Observador ante la Unión Africana.

Fernández-Palacios se ha forjado en destinos africanos «donde se aprende tanto y de lo que de verdad hay que aprender», según Salvador de Madariaga. Y lo ha dejado escrito en obras de obligada referencia. Si alguien conoce la necesidad de que la OTAN se implique en el flanco sur de la Península Ibérica es este grancanario que ya en junio de 2012, con motivo de la presentación de su libro 49 horas en Kinshasa alertaba en estas páginas de la amenaza del integrismo radical.

En Madrid ha dejado muestra de su arte en resolver crisis en los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa, como Director General del Gabinete del Ministro José Bono; así como también con el socialista manchego ha sido Director General del Gabinete de la Presidencia en el Congreso de los Diputados.

Ahora, ante la situación que ahora se vive en Europa y en la OTAN con la guerra en Ucrania, Margarita Robles cuenta con un maestro en el seno de la Alianza, leal como nadie y con un sentido sincero del bien público.

No dejaré de apuntar, en honor a la verdad, que tras las recientes hipotecas del Gobierno de España en política exterior, Pedro Sánchez tiene oportunidad de conocer de cerca las dotes de un diplomático muy capaz y digno de ser ministro.

De inteligencia aguda, tan firme como sutil, Miguel Fernández-Palacios no es novato en las lides de Defensa ni en las relaciones con los aliados. Tiene prestigio y autoridad, y un criterio fundando en la ponderación con el que ha logrado influencia directa en la realidad política.

Desde que nos conocimos en Las Palmas de Gran Canaria, aprecié en este prometedor diplomático el don de la discreción, tan indispensable en quienes aspiran a una obra fecunda y duradera. Miguel Fernández-Palacios es hoy un ejemplo de lo complejo que resulta entregarse al bien de España. Por eso hay que reconocer su ejemplar corrección en los modos y en las formas, como dirán sus colegas, su ‘savoir faire’, así como su profesionalidad de servicio al Estado.

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