La disminución del pH (indicador de acidez) y el aumento de la turbidez encontrada en las estaciones muestreadas por el buque Profesor Ignacio Lozano del Instituto Canario de Ciencias Marinas son de gran magnitud y señalan con claridad el efecto del fenómeno volcánico en el área.

Estos son algunos de los resultados preliminares de los análisis realizados en la embarcación del ICCM los dos primeros días de trabajo: 15 y 17 de octubre. "El pH es el parámetro más determinante a nivel biogeoquímico de lo que ha pasado, nos indica que el medio se ha hecho más ácido. Los niveles normales de pH en la zona son de 8,15 a 8,20, y ha disminuido a 6,8. Significa que se ha hecho ácido y eso ha hecho cambiar el medio natural de una manera muy drástica. Es como si el agua de mar se hubiera puesto a 150 grados, por poner un ejemplo", afirmó Carlos Barreda, responsable científico del buque Profesor Ignacio Lozano.

El primer día se veía en la zona de la mancha superficial la existencia de dos capas afectadas, una en superficie y otra centrada en unos 110 metros de profundidad, mientras que en la otra estación en que no se veía mancha superficial sin embargo sí aparece una capa situada en unos 80 metros de profundidad.

En zonas de muestreo inicialmente no afectadas en superficie por la erupción volcánica, el día 17 ya había aparecido una capa superficial de características y dimensiones similares a la de la zona afectada el primer día de muestreo (15). "En profundidad el núcleo de la señal se hunde a la vez que aumenta la franja de profundidad afectada. En la estación 2 y 5 se mantiene la estructura de la capa superficial y aparecen capas estratificadas de distinto espesor e intensidad afectando prácticamente a toda la columna de agua. Los valores absolutos de pH encontrados en las franjas de profundidad afectadas son realmente bajos", concluye.