El volcán del Mar de las Calmas ya se vende por piezas. En la web de subastas por Internet ebay ha aparecido estos días un anuncio en el que se ofrecían piedras volcánicas de El Hierro por 400 euros. Pero ahí no acaba todo. Algunos periodistas que han estado a los pies del volcán aseguran que un vecino les hizo la misma oferta, eso sí, por 600 euros. La restingolita se cotiza como el jade. ¿Quién da más?

Cuando el Pevolca ha recomendado a los vecinos de La Restinga que vuelvan definitivamente a sus casas y manda a los escolares de nuevo a clase; cuando el túnel de Los Roquillos recupera por fin el tráfico normal, y aunque se han vuelto a producir más de 30 sismos, alguno de tres grados en la escala Richter, alguien, con ubicación en Tenerife, ha escrito en un anuncio de ebay: "Piedras volcánicas del hierro resien cojidas pura tierra y naturaleza muy guapas espero que os gusten y se animen a comprar una". En la imagen que acompaña al literario texto, se puede apreciar que el sujeto tiene en su poder no menos de cuatro piroclastos.

La prensa que permaneció 15 días en la Isla del Meridiano se emocionó en bloque cuando los miembros del Pevolca mostraron los primeros indicios de que el volcán existía, unos trozos de corales negros desprendidos del fondo por la fractura de la erupción en el fondo del mar. Pero mucha más fue la alegría cuando las imágenes tomadas por el helicóptero del Gobierno de Canarias mostró unos piroclastos humeantes. En aquel momento, a nadie se le hubiera ocurrido tirarse al agua a pescar magma solidificado... Bueno, a casi nadie.

Un vecino de la Isla guardaba, al parecer, un tesoro en el portabultos de su coche. Periodistas que cubrieron la erupción aseguran que un señor los llamó a un rincón y les dijo que por 600 euros podían hacerse con un trozo de profundidad herreña. Pero, ¿cómo las había obtenido? Había un perímetro de seguridad, nadie podía acceder y, sobre todo, el lugar donde estaban era peligroso. De hecho, el buque Profesor Ignacio Lozano tuvo que salir a escape de la zona. Pues el buen señor superó las líneas enemigas, bien pertrechado con unas gafas y un tubo y, según contaba, se lanzó a la mancha sulfurosa. Quién dijo miedo. Si ven a un herreño verde, hagan una reserva de restingolita.