La llamada Gran Recesión dejó varias lecciones. ¿Las aprendimos todas?

No, seguro que no. La principal lección que hemos aprendido es la de endeudarnos menos, y este es un dato incontestable, porque cuando la crisis comenzó, en Canarias teníamos una deuda de prácticamente 53.000 millones de euros, una deuda que, poco a poco, hemos ido disminuyendo, de modo que hemos hecho un esfuerzo de desapalancamiento que aún continúa. Estamos ahora en unos 38.000 millones, más o menos. Los datos indican, por tanto, que la lección de que hay que tener una deuda razonable la hemos aprendido a sangre, y todavía estamos en ese proceso. En torno a los 32.000 millones sería una cifra ya muy buena; entre 32.000 y 35.000 millones sería una cifra con la que la economía canaria estaría en unas buenas condiciones de deuda en relación con su PIB.

Es decir, que la deuda de familias, empresas y Administración pública no supere, en conjunto, el 80% del Producto Interior Bruto (PIB) del Archipiélago.

Más o menos. Un 80% del PIB es una cifra que se considera sana. Una economía que tenga el 80% de deuda sobre su PIB se considera sana, y más o menos estamos caminando en esa senda. Hay que recordar que partimos prácticamente con un 130% o más en la economía canaria.

Acaba de publicarse que España aún necesitará otros cinco años para volver a los niveles de empleo del período precrisis. ¿En Canarias serían cinco, seis, siete...?

No, porque estamos creando alrededor de 20.000 empleos anuales, de modo que si creamos en cinco años 100.000 o algo más de 100.000, pues probablemente en términos de empleo nos habremos recuperado. La cuestión está en que la población activa puede seguir creciendo un poco, por lo que en términos de desempleo no estaríamos aún en niveles de precrisis. Hay que entender que en niveles de precrisis nosotros estuvimos en el 10%, que fue la mejor cifra histórica. En estos momentos estamos más o menos en un 24, y esa reducción es muy, muy problemática. Tenemos ahora 250.000 desempleados; si creas 100.000, te vas a colocar en 150.000. La mejor cifra histórica ha sido 99.000, y entonces dices 'bueno, solo nos faltan 50.000', pero es que en estos años la población activa también aumenta, y entonces el número de desempleados no va a bajar a ese ritmo. Es decir, en un horizonte medio, de siete u ocho años, no se atisba la posibilidad de que lleguemos a las cifras de desempleo históricas.

Se habla mucho de que buena parte del nuevo empleo es precario. ¿Cuánto hay de cierto en esto?

La crisis dio lugar a una regulación más flexible del mercado laboral, cosa que necesitábamos como agua de mayo. La reforma fue positiva en ese sentido, y lo importante es que haya empleo. Obviamente, a todos nos gustaría tener un empleo para toda la vida, pero los nuevos tiempos no caminan por ahí. Los analistas nos están diciendo que gran parte de los trabajos, dentro de 15 o 20 años, serán empleos que ahora no existen, así que cómo vamos a pretender que nuestro trabajo de hoy vaya a durar toda nuestra vida si quizá no va a existir nuestro empleo. Para mí, lo importante es que haya empleo, obviamente si el empleo es fijo, mejor, pero si no, que haya empleo. Lo que no podemos es renegar de las empresas o empresarios que contratan a tiempo parcial o por obra y servicio, porque lo hacen no porque quieran que sea así, sino porque no tienen demanda para contratar a ocho horas. La cuestión que hay detrás es cuál es el modelo de crecimiento de la economía canaria, cuál es la productividad de las empresas canarias.

¿Y cuál es ese modelo y hasta dónde llega la productividad de las empresas de las Islas?

No puede haber empleo si no hay empresas; no puede haber empleos bien pagados si no hay empresas productivas, y esta es la cuestión. Nos estamos centrando mucho en los síntomas de la enfermedad y no en las razones.

Hablemos de las razones.

La primera es un modelo de desarrollo económico muy tensionado, muy encorsetado en todas las medidas de política urbanística y política territorial, que hace que cualquier proyecto tarde años, algo inasumible para cualquier inversor. Este es un problema que tiene que ver con que la inversión autónoma es muy baja y la extranjera está bajando de forma dramática. El segundo problema es que tenemos un modelo muy centrado en el sector servicios, fundamentalmente servicios turísticos. Son empresas que tienen una productividad moderada, y necesitamos empleos de mayor renta, empleos que solo pueden ofrecer empresas que tengan una productividad suficiente para dedicar al factor del trabajo más dinero. Piense que sectores que habitualmente han pagado bien, piense en Telefónica o la banca, sectores que tenían salarios por encima de las medias de la economía, han sufrido un deterioro importante de empleo. Si tienes una empresa que va muy bien, porque está además en un sector con alta productividad, va a pagar mucho mejor, pero no le pidas a una empresa que no tiene productividad que pague muy bien.

¿El problema es la extrema terciarización de la economía?

Cualquier economía desarrollada es terciarizada. Lo que pasa es que hay un sector servicios que es muy productivo, por ejemplo, la tecnología, biotecnología, etcétera, o la banca y los seguros, y nosotros, en Canarias, nos centramos más en la hostelería: comercio, hoteles, bares, restaurantes... Ese es nuestro sector servicios, que obviamente no es de alto valor añadido. No podemos decir que Canarias tiene un crecimiento o una renta per cápita baja porque tiene mucho sector servicios, no, porque podría tener un sector servicios de sociedad de la información, de telecomunicaciones, de servicios financieros, etcétera, y tendríamos una renta per cápita muy alta.

Ustedes vienen apuntando hacia la burocracia como uno de los principales problemas que frenan la actividad en las Islas. ¿Es la ley del suelo un paso adelante ?

La ley del suelo la conocimos en el texto que el Gobierno [de Canarias] aprobó. Ese texto, en general, lo valoramos como positivo, no como uno, sino como tres pasos adelante y como una manera de empezar a cambiar las cosas, de simplificar y de desregular. Ahora bien, esa ley ha entrado en el Parlamento, ha estado sujeta a enmiendas y contraenmiendas y, en este momento, y honestamente, no sé cómo está. Nuestra valoración fue muy positiva según el texto que aprobó el Gobierno, pero cuando se apruebe habrá que volverla a evaluar, porque sinceramente no sabemos cómo va a quedar. Esperemos que sea un paso adelante.

Tampoco conseguimos reducir el déficit comercial.

No exportamos más e importamos más. Es una característica de nuestro modelo: cuando la economía va bien, normalmente aumentamos el déficit comercial, porque consumimos más e importamos más. Normalmente, el déficit comercial más bajo se va a producir en el año de mayor crisis que pueda imaginarse, ya que consumimos muy poco, importamos menos y seguimos exportando más o menos lo mismo.

¿Hay verdadera preocupación por el 'brexit'?

Yo tengo la sensación de que la gente no está muy preocupada, pero sí es un elemento para preocuparse. Todo va a depender mucho del comportamiento de la libra respecto del euro. Devaluaciones de un 20 o 25% son muy significativas como para que a medio plazo no nos veamos afectados. Con el brexit hay que estar preocupados; somos una región con mucha relación con Inglaterra y, lógicamente, alguna consecuencia tendrá que haber. Es verdad que este invierno, este verano, los operadores dicen que no se ha notado en el sector turístico, por ejemplo, pero es verdad que a medio plazo todo el mundo tiene una cierta preocupación.

En el Gobierno de Canarias apuestan por repensar todo el sistema tributario autonómico. Y mientras, ¿sería bueno aflojar algo la presión fiscal?

Es importante adaptar la fiscalidad al siglo XXI, es decir, si tenemos actividades que queremos que sean muy importantes, como el coche eléctrico, la economía circular, el aprovechamiento de residuos..., si somos sensibles con todas esas cosas, la fiscalidad debe tenerlas en cuenta para primar esas actividades. Eso por un lado. Por otro, creo que el sistema fiscal tiene, de alguna manera, que coordinarse en algunas cuestiones dentro de España, y a su vez España con el resto de países del entorno. Lo que no puede ser es que la fiscalidad sea un factor muy distinto. El caso de Canarias, con la imposición indirecta, es una excepción, pero, en general, en los impuestos directos debería haber una cierta compensación. Y tres, la presión fiscal es alta y creo que hay margen en el año 18 para rebajarla un poquito, y no solo creo que hay margen, sino que además sería bueno para la economía.