La belleza de las mariposas las han convertido, en los últimos años, en recurrentes mascotas que destacan por protagonizar una metamorfosis completa y única; nacen como orugas, luego se transforman en pupas y de ahí surge el maravilloso y colorido lepidóptero. Sus cuidados, asimismo, no son excesivamente complejos.
Para el alojamiento de orugas es muy simple conseguir un contenedor adecuado: sólo necesita ser suficientemente grande, ventilado, a prueba de escape y seguro. El contenedor debe dejarle a las orugas un espacio adicional de aproximadamente tres veces su tamaño. El espacio de una caja de plástico para 10 orugas que midan 6 centímetros de largo debe medir alrededor de 25 x 25 cm. Cada oruga debe poder alimentarse sin tocar a las otras. Una tapa con ventilación apropiada hará el contenedor a prueba de escape. Las orugas no suelen moverse mucho, excepto para buscar comida o un lugar para pupar, y comen mucho. Alimentarlas lo suficiente de plantas apropiadas es esencial para su salud y crecimiento. Cuando son pequeñas y no comen demasiado, pueden alimentarlas ofreciéndoles sus plantas de comer en un vaso con agua, o poniendo las hojas simplemente en el piso del contenedor.
Mantener un ambiente adecuado para las orugas es también importante ya que requieren algo de humedad para beber y mantener su piel húmeda. La mejor manera de proveerlas de agua es lavando las hojas que les das de comer: las gotas que se queden en el alimento le aportan el líquido necesario.
La temperatura a las que las mantengan determinará su salud y velocidad de crecimiento. Cada especie tiene una temperatura específica para su desarrollo.
Sobre la limpieza, es necesario asear el tanque cada día. Las orugas producen mucho excremento, que en combinación con la humedad puede ser caldo de cultivo de moho y bacterias. Lo ideal es emplear papel higiénico o pañuelos desechables en el fondo del recipiente, que simplemente puede reemplazar por papel nuevo. Al limpiar el contenedor también se deben quitar las hojas secas.
Cuando las orugas llegan a su última etapa de desarrollo (pupas), tratarán de encontrar un lugar idóneo para pupar. Generalmente se moverán por todos lados y tratarán de encontrar un buen lugar para hacer su capullo. Ante ese comportamiento, asegúrese de tener espacio suficiente para que todas las orugas puedan pupar. Si el contenedor no tiene las condiciones adecuadas, se recomienda pasar todas las orugas listas para pupar a un contenedor más adecuado. Si encuentra un capullo, quítelo con cuidado del lugar donde lo encontró para llevarlo a un contenedor diferente y sin orugas. Este otro contenedor debe estar más bien seco, pero no completamente sin agua.
La mejor manera de cuidar a los capullos es colgarlos de un hilo o algo similar. También podrían ponerse simplemente en el piso, pero esto frecuentemente da problemas cuando la mariposa quiere salir del capullo.
Cuelgue las pupas de un palo de madera o algo de lo que se pueda agarrar una mariposa, que no sea ni de metal ni plástico. Las mariposas están en estado de pupa desde alrededor de 8 días hasta algunos meses, en el caso de ciertas polillas.
Cuando las pupas se vuelven mariposas, puedes elegir entre liberarlas o mantenerlas como mascotas. Sólo se pueden liberar a mariposas de especies que sean nativas del lugar donde vives. Si quiere quedarse con el bello insecto, necesita adecuarse a las necesidades de esta bella criatura voladora en cuanto a temperatura, alimento, y espacio.
Para las mariposas, cualquier contenedor es pequeño. Es crucial asegurarse de tener el contenedor más grande posible: las especies que no vuelan necesitan menos espacio que las voladoras.
El contenedor, por último, no debe ser de vidrio o plástico porque las mariposas no pueden caminar en estos materiales y se estrellan continuamente contra el vidrio.
