El grancanario Carlos Báez es un aficionado a fotografiar la naturaleza en estado puro., a capturar los momentos especiales y mágicos de la fauna. Formado de manera autodidacta gracias a la influencia de su abuelo materno, amigos y al trabajo de fotógrafos profesionales o pintores de todos los tiempos, captura momentos mágicos de la fauna en las Islas Canarias.

Formado en el campo de la salud, en enfermería y psicología principalmente, siente verdadera pasión y respeto por cuidar el medio ambiente. "Ciertamente de siempre, en mi familia ha habido muchísimo interés por la naturaleza", cuenta Báez, "hemos convivido desde pequeños con animales y plantas y respetando el medio ambiente. Félix Rodríguez de la Fuente fue un punto de inflexión en mi vida, recuerdo sus increíbles documentales, cuya realización me llamaba muchísimo la atención. Aquellas imágenes de inusitada belleza que mostraba y como las describía, me fascinaban.Todo esto hizo que intentara hacer cosas parecidas", cuenta el fotógrafo grancanario.

Inicios

Carlos Báez comenzó a una edad muy temprana a practicar la fotografía. "Empecé con nueve años con una kodak Instamatic 25 que me regaló mi abuelo. Una de mis primeras fotos fue en aquella tormenta en la que encallaron dos barcos, el Dumbo y el Kallipateira, en la playa de las Alcaravaneras en noviembre del año 1968.

Luego nuestros animales de compañía, las palomas mensajeras de mi padre, los patos, las gallinas y el pastor alemán que teníamos. Es, desde esos años, en los que me llamaba mucho capturar la belleza que tenía delante, algunas con la polaroid instantánea de mi padre.

De ahí pase a la réflex Zenith E que me regaló mi padre, luego vino la Zenith EM con fotómetro integrado y algunos teleobjetivos. Con mi primer sueldo me fui a la tienda de Maya en Triana, allí me compré la Nikon EM con motor y tres objetivos. Así he pasado por Olympus y Canon hasta la llegada de la era digital, que empecé con Nikon y he acabado con Canon", recuerda Carlos.

Técnicas

Sin duda la fotografía es un arte, que requiere de variadas técnicas y además de la colaboración de los modelos, pero siempre trabajar con animales, salvajes o domésticos, es además todo un desafío.

"Es un reto, porque tienes que saber algo de su conducta, debes tener claro que no posan y que no se van a colocar como tú quisieras. No se puede controlar lo que van a hacer, pero hay algún gesto que te indica el momento para intentar prever por dónde van a entrar en el campo de visión, en fin, muchas veces es cuestión de suerte y reflejos. Además hay otros factores como el momento del día, la luz, la época del año, si está mudando la pluma, si está en celo, si está criando, si son migrantes, etc. Luego, están los animales salvajes en espacios controlados, tipo parques temáticos, en que es mucho más fácil conseguir bellas y exóticas imágenes", relata Báez.

Como en toda disciplina artística en la fotografía, se usan las más variadas técnicas para lograr en cada sesión el resultado deseado, la imagen perfecta. "Fotográficamente hablando velocidades altas de exposición porque corres el riesgo de que salgan movidas o trepidadas; el resto de técnicas, depende del día y si las fotos las quiero con más o menos profundidad de campo. En cuanto a lo demás, no ir con ropa de colores llamativos, no hacer ruido, es como ir de caza pero en este caso fotográfica; también ir con lonas de camuflaje o usar hides cuando los haya" cuenta el fotógrafo grancanario.

Anécdotas

Carlos Báez desgrana alguna de las emocionantes historias que experimenta en sus sesiones fotográficas: "tengo bastantes, sobre todo con animales de compañía, como acabar con el animal encima mío o del objetivo. En cuanto a los salvajes, tenía una especie que muchos amigos habían fotografiado y a mi se me hacía casi imposible encontrarme con ella, y eso que estuve en dos islas porque me comentaron que por allí se solían ver, se trataba del guincho o águila pescadora, nunca pude fotografiarla, excepto de muy lejos. Así, estando en la charca de Maspalomas fotografiando otra especie rara, la garcilla cangrejera, apareció el águila volando, dando vueltas sobre la charca, picó el vuelo y se sumergió en el agua, capturando un pez; luego, con este pez, se paseó por delante mía y salió en dirección hacia la montaña, perdiéndose en la lejanía.

Fue una suerte y una emoción muy grande poderla fotografiar en acción, tanto para mi amigo fotógrafo, que me acompañaba en ese momento, como para mi", relata Carlos Báez.

Ecología

El fotógrafo grancanario quiere seguir captando y compartiendo los maravillosos instantes que la naturaleza de las islas nos regala, pero como toda persona comprometida con la ecología tiene una queja. "Algo muy importante que quiero comentar es la falta de respeto que hay hacia el medio ambiente por parte de la ciudadanía en general. En vez de llegar, disfrutar de la naturaleza y dejar todo como te lo encontraste, dando la imagen de que por allí nadie estuvo, te lo encuentras todo lleno de basura y daños.

En fin, la educación ambiental y el respeto son en conjunto, una asignatura pendiente que hay que enseñar no solamente en un día determinado, sino todos los días hasta interiorizarlo", concluye rotundo Carlos Báez Martín, un fotógrafo autodidacta profundamente enamorado de la naturaleza.