En el centro de Berlín, una de las grandes capitales europeas y en la que residen algo más de tres millones de habitantes, se escucha cantar a los pájaros. El detalle, que puede parecer trivial, revela una verdad absoluta: es una ciudad construida, planificada y desarrollada para disfrutar de los placeres de la vida -familia, ocio, cultura-.

Siempre a la vanguardia -incluso cuando el Muro la partió en dos-, Berlín aparece en el mapa como un destino perfecto para cualquier tipo de viajero. En verano, con largas jornadas de luz solar, las bicicletas aparecen como la mejor opción para recorrer -en pareja, en grupo e incluso con niños- las avenidas de una ciudad con una extensión exagerada -casi 900 kilómetros cuadrados- y demasiados lugares que disfrutar -la isla de los museos, mercados gastronómicos, barrios llenos de historia, el Muro, el Reichstag, la Puerta de Brandenburgo, los barrios Kreuzberg y Nikolaiviertel, un domingo en Mauerpark o una puesta de sol en Treptower-.

Con tantas opciones para saborear la ciudad, un buen punto de partida para marcar en el mapa es la avenida Unter den Linden. Desde ahí, con algunos de los edificios más importantes de la historia reciente de la capital alemana -las embajadas de las naciones que se la repartieron en 1945-, se puede llegar hasta la Puerta de Brandeburgo. Allí, lo recomendable es disfrutar el momento, cruzar el arco y llegar hasta el Bundestag -para visitar la cúpula del Parlamento Alemán, obra de Norman Foster, es recomendable reservar con antelación por internet-. Cerca de esa especie de epicentro también se encuentra otra visita obligada: el Monumento al Holocausto.

Ya sea en bici -o en la fantástica red de metro-, a partir de ahí las alternativas para conocer Berlín son múltiples, pero entre las innegociables aparecen un recorrido por el Muro de Berlín, entrar en alguno de los cinco museos que se levantan junto a la Catedral de la ciudad en una isla bañada por el río Spree, encontrar el callejón Dead Chicken Alley -zona underground llena de grafitis, exposiciones y talleres-y disfrutar una noche de jueves en el Markthalle Neun de Kreuzberg.