La semana pasada nos dimos el gusto de acudir a los desfiles de moda de alta costura de París, dónde diseñadores como Iris Van Herpen, Schiaparelli, Elie Saab y Jean-Paul Gaultier presentaron sus exquisitas colecciones de piezas únicas. Todas ellas parecían listas para estar con todos sus encantos en la alfombra roja. Son piezas de deleite, que se han confeccionado específicamente para este invierno (a diferencia de sus compañeras de la semana de la moda, que van por adelantado), ya que los trajes de alta costura llevan entre uno a tres meses para su confección, y normalmente requieren hasta tres ajustes; de modo que, si quieres alguna para este invierno, el encargo lo tienes que hacer ¡ya!

La alta costura, a diferencia del prêt-à-porter, se crea muchas veces para un solo cliente en exclusiva; diseñado para las medidas y las formas, así como la planta de quien lo llevará puesto. De hecho, en el día culmen de la costura, los diseñadores utilizan réplicas exactas de los cuerpos de sus clientes, incluyendo sus deformidades, desviaciones, bultos y demás.

La alta costura está protegida por la ley, con la Chambre Syndicale de la Haute Couture (Cámara sindical de alta costura) actuando en calidad de "Comisión reguladora que determina qué casa de moda puede ser elegida como casa de alta cultura". Su reglamento estipula que solo "las empresas que aparecen en una lista elaborada cada año por una comisión sita en el ministerio de industria tienen el derecho de llevar el título de alta costura".

Pertenecer a dicha lista es un honor para cualquier diseñador de moda, y lo seguirá siendo mientras la alta moda parisina continúe con su supremo reinado. Pero sin duda, el proceso de solicitud y aceptación en el reducido grupo se basa en una serie de criterios muy estrictos y selectos, que incluyen la presentación de una colección de 50 diseños originales con prendas tanto de día como de noche. Personalmente, no he visto nada que pueda categorizar como diurno en las pasarelas, pero supongo que dentro del rango de tales clientes eso es algo subjetivo.

Los diseñadores con corte de alta costura han de tener también un atelier en Paris con una plantilla de al menos 15 empleados, y 20 especialistas contratados, todos a jornada completa. De modo que, no es de extrañar que el coste de estas atesoradas bellezas pueda rondar los 280.000 euros como mínimo para un traje de noche. Que te inviten a una de estas muestras es una experiencia cuasi-mística y me llena de escalofríos de emoción el cuerpo entero de arriba a abajo.

Los materiales usados para estas piezas espectacularmente surrealistas y mágicas vienen de la crème-de-la-crème de los proveedores. Lemarié para las plumas más exóticas de la mejor calidad; Lesage para los bordados más finos y con los detalles más intrincados; Jean Bracq para los encajes más delicados, y la lista sigue y sigue. Y por supuesto, todos estos materiales son confeccionados a mano con el mayor cariño.

De hecho, aunque Jean Paul Gaultier tiene otras líneas tanto en perfume, la decoración de interiores y tapizados, en el desfile Primavera-Verano 2015, anunció que cerraba sus marcas prêt-à-porter para centrarse solamente en la alta costura.

El mundo exclusivo de la alta costura no es accesible para todos, siendo esto parte de su atractivo único y de su misterio. Debido al precio de las piezas, los clientes de la alta costura más recientes han sido principalmente las élites con mayor poder adquisitivo de la India, Rusia, Brasil, Corea y Nueva York.

Debido al intenso trabajo artesano que requiere y al coste que implica crear estas piezas únicas, la alta costura no es un generador directo de beneficios para La Maison, (de hecho todo lo contrario); sin embargo, estas caprichosos obras de arte, y con frecuencia extravagantes, sirven para elevar el estatus de la marca, y le permiten al diseñador que su imaginación y creatividad se desboquen, creando piezas únicas que ayudan a mantener la continuidad de algunas de las mejores artesanías del mundo.

Y aunque no todas nos podemos permitir estas bellísimas prendas, ya sólo estar en los desfiles, maravilladas ante las impactantes piezas, y poder comprarse una pequeña baratija de la marca (como un perfume o un accesorio) sin duda te hace sentir que formas parte de la magia.