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Entrar hasta la cocina en el Palacio Real

Un paseo entre los fogones y cacerolas que dieron de comer a Felipe V y a Isabel II

Entrar hasta la cocina en el Palacio Real

Todo el que lo desee puede entrar literalmente hasta la cocina en el Palacio Real de Madrid. ¿De dónde han salido los platos que han alimentado a los reyes de España desde Felipe V hasta Alfonso XIII? La respuesta cuesta 5 euros. Es el precio de la entrada a las visitas guiadas que han comenzado esta semana en el también llamado Palacio de Oriente, la construcción regia más grande de Europa occidental (duplica al de Buckingham) y una de las mayores del mundo, originaria del siglo XVIII.

En grupos de 20 personas -hay que reservar pues la novedad dispara la demanda- se puede pasear unos tres cuartos de hora entre potas, fogones, cubiertos y toda clase de menaje que han servido para preparar menús de reyes, para reuniones de Estado y numerosos almuerzos y cenas con altas personalidades de la política. Si bien desde la Guerra Civil las cocinas no funcionan, éstas sí que han servido de apoyo a los banquetes organizados por Juan Carlos I, y también se utilizaron para la comida que se celebró en el patio con motivo de la boda de Felipe y Letizia en un lluvioso y ya lejano mayo de 2004.

En 2012 las cocinas del Palacio Real dejaron definitivamente de usarse y cinco años después se han convertido en una especie de museo que reforzará las otras estancias que se pueden visitar habitualmente durante todo el año. Están situadas en el ala del primer sótano y entrar en ellas es un viaje en el tiempo a lo largo de la historia de la cocina en España en los últimos tres siglos, si bien los diseños originales de Felipe V fueron borrados de un plumazo con las reformas que hicieron Isabel II y Alfonso XII. El hijo de éste, Alfonso XIII, fue el último en comer los menús que de ellas salían y es famosa su queja de que los platos siempre le llegaban fríos por la lejanía de las estancias. Quizás por ser poco prácticas, su cierre se ha impuesto a golpe de catering. Los chefs dejan paso a los turistas.

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