Música

"Cada disco va sumando pero no tiene el impacto de antes"

Ariel Rot revisa 'La manada' y parte de su repertorio a guitarra y piano con Federico Lechner, en el teatro Víctor Jara

Efe

Este sábado actúa en el teatro Víctor Jara, en Vecindario, con el repertorio de La manada , el último disco de estudio. ¿Cómo ha funcionado el álbum, los conciertos? ¿Cabe esperar que dé protagonismo a este repertorio en este directo?

- Qué bueno poder volver. No creas que el concierto será sobre el disco. Salió hace un año, hicimos las presentaciones con la banda, centradas al cien por cien en el disco, y a partir de ahí empecé a hacer distintas cosas, distintos formatos y conceptos, digamos, y con el que voy a ir el sábado es bastante especial. Diría que de todos los formatos tal vez sea el más elegante y el más sofisticado. En primer lugar, es un repertorio atemporal, hay temas de La manada , pero en general hay temas de mi carrera, y es un dúo con Federico Lechner, que es un pianista excepcional de jazz, tango, folclore, y por supuesto blues y rock. Y entonces es una cosa que hacemos pocas veces porque él tiene una agenda complicada, no siempre se puede dar que coincida todo, pero es un show que yo disfruto muchísimo, totalmente distinto, hay un diálogo entre la guitarra y el piano, son mis canciones, pero con nuevos arreglos. Federico siempre es imprevisible, es una especie de manantial de creatividad, y entonces es un concierto que siempre me sorprende y me divierte.

- En La manada se atreve con una pieza a piano en un disco que en conjunto camina por los medios tiempos, y donde la estructura de las canciones le permite moverlas al formato que trae.

- Sí. Es muy divertido reversionar las canciones. Siempre me gustó desde que empecé a hacer como nuevos formatos más reducidos, e intenté no salirme del arreglo original para la que la canción crezca. Al haber menos instrumentos se intenta dar una vuelta en la que la canción pueda rendir más.

- ¿Qué tal la gira y cómo recibe el público estas canciones? El pasado musical de uno siempre está presente, y tal vez quien asiste a los conciertos busca otros repertorios que ya no frecuenta.

- La primera etapa de la gira fue la presentación del disco, con unos 16 o 18 conciertos con la banda donde el núcleo central era el disco, y luego ya depende. Si se acerca el verano y son recintos menos personales donde se junta un público más variado, obviamente no les voy a tocar todo el disco, y lo mezclo con canciones viejas, más conocidas. Hoy en día todo ha cambiado mucho, los discos duran poco y tienen una vida relativamente corta. En primer lugar, es necesario sacar un disco porque uno necesita sacarse de encima el material que está dentro de uno, y hay darle forma y cerrar esa etapa que es un momento creativo y pasar a otra cosa, digamos. Y por otro lado, cada disco va sumando, pero ya no es el impacto que tenía antes con cada salida de un disco te permitía estar dos años trabajando sin hacer prácticamente otra cosa que tocar tu repertorio con tu banda, y ahora, bueno, se mezclan muchas cosas, estoy haciendo conciertos con Tequila, otros solo, con Federico Lechner, con banda, en fin.

- Esa dinámica también le permite estar siempre activo sin repetir formato y repertorio.

- Mira, lo que en un momento parecía un problema finalmente fue una fuente de aprendizaje y de nuevas sensaciones. Nunca antes había tocado solo, por ejemplo, y hace unos cuatro años más o menos me puse a investigar y arme un espectáculo yo solo que de ahí también salió La huesuda (2013), mi disco anter ior, más calmado y pianístico, donde iba con piano y guitarra, en fin, que tenía un grado de dificultad relativamente alto, con lo cual tuve que volver a prepararme, volver a trabajar en la parte de intérprete y de músico, y luego también que le da otro lugar a la voz y tu contacto con la gente arriba desde el escenario, con lo cual fue como aprender una nueva profesión, un tiempo de abrir una nueva puerta y encontrarte de nuevo con un territorio totalmente desconocido y al mismo tiempo muy apetecible.

- La impronta de Ariel Rot ha dejado de lado, al menos en solitario y en el grueso de canciones de La manada , el sonido más stoniano o tequilero en favor de otros estilos, aunque sin que sea una renuncia al rock.

- No, yo creo que La manada tiene un sonido más conservador, pero hay mucho de todo.

- Lo decía porque el disco transita por otros caminos, salvo temas como Una semana encerrado , Se me hizo tarde muy pronto o Espero que me disculpen , que hace con Los Zigarros. Es más, en En el borde de la orilla , la letra cuenta que iba a componer una canción sencilla y que llegando a la orilla se ahogaba. ¿Es una declaración de cómo fluyen las canciones, y que uno rara vez encuentra lo que busca?

- Yo prefiero que las letras y las canciones cada uno las entienda a su manera. En todo caso, esta canción habla del deseo y del temor al mismo tiempo, cada uno lo puede llevar al propio terreno; a veces puede ser el escenario, a veces pueden ser simplemente las experiencias de la vida.

- ¿No tiene nada que ver entonces con la necesidad del artista de reinventarse en cada nuevo paso profesional?

- También tiene que ver con ese vértigo que uno siente ante nuevos retos, ante nuevos desafíos, las inseguridades, y al mismo tiempo también esa necesidad de saltar al vacío.

- ¿Los conciertos con Tequila cubren la cuota de rock and roll que alimenta a Ariel Rot?

- Sí, y no solamente el rock and roll sino también la guitarra. Es volver a mi rol de guitarrista, estar a un costado del escenario y disfrutar tocando ese rock furioso, rabioso, a toda velocidad y con tanta energía. Es totalmente otro registro.

- ¿Echa de menos ese registro más eléctrico?

- Bueno, digamos que discos nuevos como La huesuda y esos registros, eso soy yo hoy en día. Tequila era yo hace cuarenta años [risas]... Siempre es bonito hacer un viaje al pasado pero con lo que vas creciendo es con el presente.

- También está el hecho de que las canciones que hizo con Tequila y Los Rodríguez son canciones muy buenas y pegadizas, que se quedan con uno y que es difícil desprenderse de ellas.

- Por supuesto. El que no puede recordar el pasado es que algún problema tiene.

- ¿Alguna banda nacional o internacional que le haya sorprendido últimamente por la manera en que han agarrado el rock and roll? ¿Todo lo bueno del rock ya está hecho más allá del legado de los años 60 y 70?

- Es muy difícil superar esa época, y si en este momento alguien se acerca o incluso lo supera, ya es un sonido que uno tiene tan escuchado que pierde el factor sorpresa. Creo que todo el rock se ha uniformado mucho. Antes la voz era propia y ahora parece que es al revés, cuando surge algo propio aparecen otros similares. Me siguen interesando Albert Pla, Kiko Veneno, gente que tiene su peso propio más allá de las tendencias, los tiempos y las modas.

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